Jackie Brown - Quentin Tarantino (1997)
Jackie Brown es una azafata que es atrapada por dos policías con 50 mil dólares en el estacionamiento del aeropuerto de Los Angeles al llegar de un vuelo de Los Cabos. Los agentes no están interesados en ella, lo que buscan es atrapar a su jefe, Ordell Robbie, un traficante de armas. Así comienza el juego Ladrón que roba a ladrón tiene mil años de perdón. A pesar de que la cinta trata sobre Jackie Brown, ella es la muchacha chicha de la película gacha, Ordell pasa demasiado tiempo en pantalla y es el motor de todo el asunto. Él es el cerebro de la operación, recluta gente, asigna trabajos y despide, mueve los hilos del negocio, es su dinero el que está en juego. La cinta podría resumirse así: Jackie, obligada por la policía, debe vencer a Ordell para escapar con vida del negocio. Hay muchos jugadores pero la trama es simple. Jackie sólo tiene la ayuda de su enamorado Max Cherry. Mientras que Ordell tiene cuatro mujeres y un hombre trabajando para él.
Es una buena historia, hecha para provocar con un personaje femenino fuerte. Esta receta la perfeccionaría Tarantino en Kill Bill (2003), pero aquí, a pesar del esforzado trabajo de Pam Grier, Jackie Brown cae mal. Se supone que debe hipnotizar su sencillez, su belleza o ambas, pero lo que muestra no logra convencer. No es un personaje cautivador. Es una mujer que tomó malas decisiones y puesta contra la pared, decide apostar en grande.
Gracias a su astucia el pez chico se comerá al pez grande, pero la cinta es tan realista que me causa cierto rechazo. Cuando se estrenó, no me gustó. Pero no analicé, me sentí decepcionado y esperé una nueva entrega de Tarantino. Ahora, 25 años después, entiendo que el personaje de Samuel L. Jackson, Ordell, tiene una personalidad que me irrita. Quisiera matarlo con mis propias manos.
La apariencia de las cosas es sucia. Todo es desagradable. Las casas, los bares, los coches, todo es feo. Entiendo que es parte del cine de explotación, así se explicó en su momento, pero no me gusta. Jackie Brown homenajea ese tipo de cine siendo igual de fea.
Cada personaje es terrible. Ordell es un maldito asesino. Jackie Brown, aunque termina bien, es una mujer triste. Louis Gara (De Niro en el mejor trabajo de toda su carrera) es un idiota. Melanie (Bridget Fonda) es un asco de persona. Beaumont (Chris Tucker) es un chillón de relleno. El único personaje noble es Max Cherry (Robert Forster) y sólo porque se enamora. Quizá la cinta merece respeto porque permite robar cámara al difunto Tom Lister Jr.
Ray Nicolette (Michael Keaton) es un agente simplón, bobo y simpático que merecía mostrarse más, pero, a pesar de ser un personaje importante, tiene muy poco tiempo en pantalla, tan poco como en Out of Sight (1998) pero en esa cinta es más divertido. Y la trama, a pesar de ser muy entretenida, es triste y desoladora. Cierto, el final tiene un poco de romance y de luz, pero no me hace feliz. (Ab.)
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