The Last Shift - Andrew Cohn (2020)
EL ÚLTIMO TURNO está en Amazon y es una de esas cintas que parecen no tener salida. Cuenta el encuentro entre Stanley y Jevon. El primero es un adulto mayor, blanco y enfermo, encargado del turno nocturno de una tienda de comida cuyo retiro está cerca; el segundo es un joven negro que estuvo en prisión por una tontería y debe aceptar un trabajo que no le gusta para conservar su libertad provisional y mantener a su esposa e hijo. Es como el reverso de Somerset y Mills en Se7en (1995). Pensé que sería la clásica historia de pareja dispareja complementaria en que ambos aprenden algo y se ayudan. Algo como Intouchables (2011). No, nada de eso. Más que contar una aventura, presenta la agresión y la tensión cotidianas que resultan familiares y estamos acostumbrados a soportar. Comenzando por el robo gandalla; pasando por el jefe que exige trabajo que excede tu responsabilidad (porque sabe que no hay tiene tiempo para demandar y cubrir los costos del juicio); hasta la breve ausencia que provoca la discusión por desatender a la familia.
La violencia por pequeñita que sea resulta muy molesta. Pero es más dolorosa cuando implica la traición de la confianza. Lo peor es que esas acciones roban mucha energía y alimentan el círculo vicioso. Es decir, quién ejerce la violencia no logra gran cosa, sólo mantiene la tapa fija en cada estrato social pero alimenta el rencor y la rueda de la venganza.
Cuando era joven y veía a un viejo en un trabajo que me parecía horrible, solía sentir tristeza. Imaginaba una historia que justificará su malestar, su frustración y su rabia. Eso cambió cuando conocí a Don Lucio que pulía los pisos en el Instituto. El trabajo parecía pesado para su edad y su talla, pero él lo hacía sin prisa y sin pausa, con serenidad y sudor en el rostro.
En el mismo sitio trabajaba su esposa, así que iban y venían juntos, comían juntos, se ayudaban. Estoy seguro de que él tenía capacidad para hacer otras cosas, pero no había razón para abandonar una vida simple que sabía disfrutar. Me enseñó a controlar la pulidora y platicamos mucho. Lo más importante que me mostró fue que lo que parecía triste era, en realidad, su gozo y felicidad.
Cuento esta historia porque, los personajes evolucionan distinto. Stanley aprende cosas del joven pero se queda con lo malo: una insatisfacción que no sabe utilizar. Y Jevon aprende del viejo cierta resignación y disciplina que posiblemente le ayudarán a salir de dónde está. El viejo comienza a sentir que desperdició su vida, quizá paga el karma de no haber ayudado a la justicia, y cambia de escenario, pero se siente fracasado a pesar de la oportunidad de mejorar. El joven se queda en el mismo sitio, pero tiene una nueva perspectiva, está dispuesto al sacrificio para superar su pasado.
La cinta tiene un tono agridulce y realista que no te hará sentir feliz, pero que te ayudará a descubrir si tu visión del mundo está viciada. Quizá alimente tu ambición y te impulse a un cambio, quizá te enseñe a disfrutar del momento. Ojalá la veas y te diga algo. (Ab.)
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