Cruella - Craig Gillespie (2021)


 Cruella es estupenda y tienes que verla en el cine. Aunque Emma Stone me cae muy bien, no sabía qué esperar de esta cinta. Un Live Action de Disney basado en uno de los clásicos de dibujos animados ha sido, en los últimos años, la receta perfecta para el desastre. Asistí a la sala de cine con curiosidad doble. Por una parte, confirmar que Cinemex había vuelto; y por la otra, saber si el ocaso del monopolio Disney era palpable. Cinemex está igual que antes, aunque cometió el error de asignarme asientos sin respetar el espacio de la tonta sana distancia. Disney recuperó el rumbo, cuando menos con Cruella. Hayas visto o no La noche de las narices frías (1961), sabes que Cruella es rica y está medio chiflada. No es una psicópata, sólo quiere hacerse una abrigo con la piel de perros dálmata. Si se hacen abrigos con la piel de otros animales, el tabú de los canes es un asunto de corrección política o simple hipocresía. Pero hoy ese detalle es suficiente para considerar a una persona normal malvada, aunque no sea Hannibal Lecter. 

La película muestra el origen de Cruella. La historia hace el recorrido muy breve y eficaz desde su nacimiento hasta su mayoría de edad en unos quince minutos y lo hace de manera graciosa pero cuidándose de sembrar las pistas que germinarán a lo largo de la cinta. La película está ubicada en Londres y sus alrededores, en los años sesenta y setenta del siglo pasado. En congruencia con esto, la ropa, los autos y la música son personajes de la cinta.

Antes de ser Cruella, la protagonista se llamaba Estella. Nunca fue una niña normal y eso tiene razón de ser. Hay un cuento que escuché recientemente sobre un cachorro de león que queda huérfano y es criado por un rebaño de ovejas. Ese león crece y se vuelve un león grande e imponente que se cree oveja. Un buen día el rebaño es atacado por otros leones y el león oveja huye, no es capaz de defender a su familia porque cree ser una oveja y no sabe luchar como león. Unos de los leones que atacaron al rebaño, después de comer, se acerca al asustado, lo lleva al estaque y lo hace mirar el reflejo. El león puede ver que el agresor y él son iguales. Entonces le dan un trozo de oveja y lo invitan a probarlo. El león descubre su verdadera naturaleza y su rugido por primera vez.

Cruella, aunque recubierta de las coincidencias propias de un cuento o una telenovela, es una versión más interesante y divertida del cuento del león. La protagonista intenta ser una persona normal en diferentes etapas de su vida, pero no nació para ser oveja. Ese es el fondo de la cinta. Uno es lo que es y no debe ocultarlo. Autoestima, respeto por nuestra esencia, autorreconocimiento, no sé cuál es término correcto, pero ese es el mensaje.

Para envolver esta cinta se construye una historia sobre las casas de moda y los jefes abusivos que bebe de The Devil Sears Prada (2006), pero que sabe separarse y respetar algunos de los elementos de La noche de las narices frías. La ropa es impresionante, la banda sonora, las canciones son poderosas. El rock no está muerto y es utilizado con astucia. La secuencia del concierto en la fuente, me hizo pensar en lo  triste del espectáculo del SuperBowl. Cruella tiene varios performances, quizá inspirados en Michael Jackson, Madonna o Lady Gaga, que superan ampliamente a los espectáculos mediocres de los conciertos de hoy.


El guión bien armado lleno de humor, detalles simbólicos (las conversaciones en la fuente, por nombrar uno) y referencias de todo tipo, es apoyado por el trabajo de vestuario, maquillaje y peinados, por la música perfectamente elegida, por personajes  carismáticos y una villana sobriamente gigantesca.

Aunque Emma Stone es la protagonista y hace el mejor papel de carrera, Emma Thompson está irreconocible, no parece tía ñoña, luce sexy. Joel Fry brilla y resulta entrañable tanto como Paul Walter Hauser o Mark Strong. Además, John McCrea es la reencarnación de David Bowie. Por supuesto los perros son importantes, no sólo los tres dálmatas salidos del infierno, también el lindo callejero peludo y confiable y el divertido Winky, un chihuahueño tuerto. No puedo esperara verla de nuevo y descubrir más detalles escondidos. Ojalá no hagan una segunda parte. (Ab.)

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