Druk - Thomas Vinterberg (2020)


Another Round
u Otra ronda ganó el Oscar a mejor película extranjera y es estupenda. Quizá sea lo mejor del 2020. No he sido capaz de descubrir qué es lo que la hace tan absolutamente conmovedora y adorable. Pero lo intentaré. Para empezar la película no usa efectos especiales y no trata de una aventura espacial ni nada semejante. El ambiente es algo muy cotidiano, todos los que hemos asistido a la escuela podemos sentirnos identificados. La historia es la de cuatro profesores de secundaria o prepa que sufren la crisis de la mediana edad. La vida los ha decepcionado o ellos han decepcionado a la vida. Están insatisfechos, vacíos, atrapados en un trabajo que los aburre. Casi como un chiste, los maestros de historia, música y deportes se reúnen en un restaurante para celebrar el cumpleaños cuarenta del profesor de filosofía. Allí toman como pretexto la teoría del psiquiatra Finn
Skårderud de que el hombre nace con un deficit de alcohol y deciden experimentar beber en horario laboral para mantenerse entonados.

El tono es realista y la química entre actores es tan buena que se te olvida que estás viendo una película. Simplemente ves las fiestas de un grupo de amigos como si fueras uno más de ellos y te contagias de su alegría y su desmadre.

El experimento inicia muy bien y todos tienen un mejor desempeño. Pero conforme avanza la trama, el límite en el consumo de alcohol va desapareciendo y los efectos comienzan a mostrar el lado oscuro de la borrachera. 
No sólo la cruda y despertar en quién sabe dónde, sucio y herido, también el rechazo social. La cinta nunca juzga a sus personajes y eso se agradece. Son hombres adultos y saben lo que hacen y no necesitamos una advertencia de no hacer esto en casa.

Lo más sabroso de la cinta es que muestra a los hombres liberados, relajados, felices, exaltados, bailando y disfrutando de estar vivos. Obviamente se te va a antojar una cerveza o algo más. No te reprimas. Ellos no se ponen mala copa, no caen en el "te quiero un chingo, tú eres mi hermano", no lloran ni maldicen viejos amores. Tienen el buen gusto de estar a toda madre o inconscientes. 

La película acaba por todo lo alto, es un festejo de la amistad y de la vida. Estamos aquí y ahora, hasta que ya no estamos. La única razón para brindar, bailar y festejar es que estamos vivos. Los personajes disfrutan pequeñas victorias como tocar un piano en el bar, ayudar a un alumno a superar el nerviosismo, enseñar historia a partir del consumo de alcohol o gritar el gol de un pequeño. 

El mundo no es lo que esperamos que sea y Søren Kierkegaard dice que para amar a otros y la vida debemos reconocernos como seres falibles. Mi padre decía la vida no es para tomarse en serio y no lo entendí hasta después de los 40.  La cinta es tan buena que cada vez que escucho las notas de What A Life de Scarlet Pleasure me dan ganas de bailar y llorar. (Ab.)

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