Vaquero del mediodía - Diego Enrique Osorno (2019)

 Vaquero del mediodía está en Netflix y es la búsqueda de un amigo, la cacería de un poeta, la persecución de un recuerdo. Vamos detrás de la leyenda del poeta maldito nacido en Monterrey, armado en Nicaragua y desaparecido en la Ciudad de México. Vamos a compartir una cerveza y a leer poesía. Todo es un  pretexto para hacer poesía visual, para recordar textos, para honrar y hacer denuncia, para visitar amigos, para conversar con fantasmas. Hemos hecho mierda este país, le arrancamos el espíritu y queda poco espacio para la cultura. Un ganso condena la Feria del Libro de Guadalajara porque la cultura le parece elitista. Yo no tengo la culpa de que las aves no sepan leer. Esta borrachera merece que la veas con un tequila con calavera. Este poeta prófugo de la realidad mediocre y decadente, tiras sus lineas borrachas de sabiduría. Lo investigación pasa por los burócratas, una detective privada, una lectora de Tarot, los teporochos, los escritores, las amantes y el hermano. 

Al poeta lo inventamos, lo imaginamos, lo levamos a las alturas del demonio, lo dejamos dormir en un coche, le invitamos unos tragos, lo lloramos, lo golpeamos pero no lo leemos. Mientras que Octavio Paz lo mimaba, el mundo lo olvidaba.

Su amigo lo busca sin querer encontrarlo, lo recuerda como un ser salvaje y despiadado, cargado de un talento como una maldición. Lo busca entre la mugre y la locura, entre los muertos, aquí y allá, donde durmió, en un cuarto construido sobre un chiquero, en la entrada de un antro, entre las líneas del arcano mayor de los zapatos rojos. 

El amigo quisiera a acompañarlo a matar, a cambiar el mundo, a provocar pleitos, a vaciar frascos, a robar. El perseguido, el demonio y el loco han logrado su acto final, la libertad absoluta se los ha tragado. Quedaron rastros de su existencia, pero hace tiempo que el hombre desapareció. (Ab.)

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