Cleo - Erik Schmitt (2019)
Cleo es una de esas películas hechas para conmover. Aunque su inicio me pareció semejante a Corre Lola Corre (1998), me refiero al epígrafe, al narrador, la edición salvaje y el paseo por Berlín; el resto del filme tiene una identidad propia que me hizo pensar en El fantástico Señor Zorro (2009). Es un cuento de hadas pero el nombre Cleo es un guiño a la musa de la historia. No es casual que nazca durante la caída del muro de Berlín ni que converse con personajes que vivieron en esa ciudad ni que recuerde a Anita Berber ni que hurgue entre la tierra para volver al pasado. Nadie se baña dos veces en el mismo río y el pasado debe ser aceptado para construir el futuro. Los osos aparecen aquí y allá en referencia al nombre de la ciudad, pero la ciudad está siempre presente en la muestra de arquitectura y el paseo por los barrios. La ciudad y su historia son los protagonistas aunque por encima se trate de una historia de amor.
¿Por qué las pelirrojas deben ser huérfanas? No lo sé. Quizá estamos tan atrasados que el cabello rojo todavía nos espanta y nos hace pensar en las brujas. Si bien la historia es un poco predecible, el recorrido de los personajes no. Los viajes en el tiempo parecen una obsesión en el cine, así que resulta refrescante que el pasado no pueda alterarse.
En este filme que lo tiene todo, hay magia, osos, espíritu, persecuciones, búsqueda del tesoro, coincidencias, cómplices, secretos, aventura, obstáculos, metas, buena foto, humor, miedo, diálogos conmovedores, reflexión, hay colores y sombras, es necesario poner atención a los detalles. Es cierto que la historia es cursi y un poco simple, pero también es cierto que es una invitación a visitar Berlín.
Puede ser un filme para niños, pero también puede ser un lavado del alma, un viaje a la infancia, a las señales ocultas, al amor. Te reto a que la veas y después me digas que no te gustó, que no conectaste con tus recuerdos y lo que pensabas que era el mundo. Ya sé que soy muy cursi, pero algo así imaginaba que sería ser adulto. Que todo sería dulce, que conversaría con los espíritus y me revelarían su sabiduría. Resulta que para hablar con los muertos es necesario leer, que hay días muy grises, incluso algunos negros, que los sueños se transforman en pesadillas. Pero nada de esto pasa en Cleo. Es una fantasía ingenua en la que el final es mejor que el principio y no hay traiciones.
Cleo es un dulce que te hará pasar un buen rato. Yo fui muy feliz y solté las de cocodrilo en un par de escenas. Y no se trata de que Cleo sea muy guapa, a decir verdad, es de esas pelirrojas raras que no son feas ni atractivas. Quizá eso es parte de su encanto. (Ab.)
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