Amores Perros - Alejandro González Iñárritu (2000)


Amores Perros
está en cartelera. Este filme es uno de esos que marcó un antes y un después y lanzó a la fama tanto a su director como a Gael García y dió un buen empujón a varias carreras más. Mención especial merecen a mi juicio las actuaciones de Gustavo Sánchez Parra como el Jarocho, Marco Pérez como Ramiro y Emilio Echevarría como el Chivo. Quizá es la única película mexicana que ha sido lanzada como una superproducción. El soundtrack del filme colaboró enormemente a su éxito, Julieta Venegas, Café Tacuba y Control Machete entre otros, además de Gustavo Santaolalla. Incluso su guionista Guillermo Arriaga recibió reconocimiento y la fama alcanzó también al fotógrafo Rodrigo Prieto. Todo el mundo hablaba del Kofi, y hace un año o un poco más tuve la oportunidad de ver el Grand Marquis negro del choque en los Estudios Churubusco con todo y el falso cadáver del perro adentro. 


Aunque la historia se forma de tres cuerdas, las tres con toda la vibra de una telenovela pero con un giro interesante, el resultado es superior a la suma de sus partes. La primera historia es la de Octavio y el Kofi; la segunda es la de Daniel y el Richie; y la última es la del Chivo y el Negro.


Las historias tiene un título distinto pero resulta evidente que lo importante es la correspondencia entre el protagonista y su can. Octavio, al igual que el Kofi, es un ser que encuentra en la violencia el modo de hacerse valer. Esta historia muestra una familia rota en la que dos hermanos, Ramiro y Octavio, compiten por el amor de la madre adolescente Susana. El tabú del incesto mezclado con la violencia de los robos y las peleas de perros logra elevar el nivel de la telenovela.


La segunda historia es la de Daniel, el jefe de una revista que cambia a su esposa y dos hijas por Valeria, una modelo española. El suelo del departamento al que se muda la nueva pareja es frágil y termina convirtiéndose en una trampa. El entarimado es una metáfora de que la relación está hueca y de que, tanto Daniel como el perro Richie son unos inútiles, que saldrán muy lastimados deseando nunca haber entrado a ese departamento.


La tercera historia es la del Chivo y el Negro (antes Kofi)  ambos son seres heridos que equivocaron el rumbo y estuvieron cerca de perderlo todo. El chivo perdió a su esposa e hija por convertirse en guerrillero, estuvo en la cárcel y al salir se dedicó a matar por dinero. El perro mata a cualquier otro can que se le acerque, así lo enseñaron. Los dos están solos en el mundo y quizá no puedan readaptarse. La esperanza queda, el Chivo rompe su contrato de matar y le da a su víctima la oportunidad de arreglarse con su medio hermano que ordenó el asesinato.  

Tanto en la primera como en la última historia el mensaje es claro: Si buscas venganza, cava dos tumbas. El cuento del perro de las dos tortas es asimilado casi como una broma en las tres historias. Susana no se queda con los hermanos. Daniel no podrá hacer una vida  normal con Valeria y no podrá volver a casa. El Chivo fracasó como padre y como guerrillero. En esta cinta, el mayor atractivo es que, a diferencia de los melodramas tradicionales, nadie gana y nadie es inocente. Todos tienen cola que les pisen. Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes. (Ab.)


Si entiendes el chiste de que el perro se llame Negro y le digan que se calle al final de la cinta, compártela esta reseña. Si no, pues no.

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