Wish - Chris Buck & Fawn Veerasunthorn (2023)

WISH en Disney Plus es una cinta que pretendió hacer un homenaje a las obras clásicas del estudio; Blancanieves 1937, Pinocho 1940 y Bambi 1942, entre otras. Pero la historia parece un retrato de la cultura chaira y se olvida de honrar el pasado de la empresa. La trama es que un mago muy estudioso, el Rey Magnífico, decidió comprar una Isla en el mar Mediterráneo y allí fundar Rosas, una comunidad de primer mundo, nada de pobres ni narcotráfico ni fascismo ni comunismo ni marxismo ni colgados ni narcomantas ni fosas clandestinas ni asaltos, pero la condición para formar parte de este fraccionamiento privado es entregar al rey tu deseo más íntimo al cumplir 18. Magnífico está casado con la Reina Amaya y no tiene hijos, pero en el castillo tiene sirvientes menores de edad, guiño casual al desaparecido Jeffrey Epstein. Entre las personas del servicio está Asha, la protagonista de la historia, representante de la comunidad árabe con un toque latino (como Shakira cuando vivía en Colombia), que quiere trabajar con el rey y aprender magia.

Asha tiene un abuelo llamado Sabino que pronto cumplirá cien años y cree que sería un gran detalle que Magnífico cumpla el deseo que su abuelo entregó cuando joven. Así que durante la entrevista para la pasantía, Asha solicita que se cumpla el deseo. Magnífico nota que el deseo de Sabino es inspirar a las nuevas generaciones y responde a Asha que no lo hará porque ese deseo es muy peligroso.

La mocosa se ofende y se encabrona porque no entiende que sus caprichos no son órdenes. Así que sale de allí en pleno berrinche con la idea de cumplir su capricho y que en el fraccionamiento haya algo más que paz, prosperidad y servicios de salud como los de Dinamarca. Vaga por el bosque y pide a las estrellas que le cumplan su deseo. La noche es tan idiota que decide escucharla y manda una estrella con retraso mental que en un instante pone a hablar a los animales y reparte energía extra a todos los pobladores de Rosas. El Universo está conspirando a favor de Asha y Magnífico lo sabe.

El rey decide buscar a los culpables del extraño suceso de la noche anterior, mientras Asha y Estrella deciden liberar los deseos de los pobladores del reino de Mónaco, perdón, Rosas. Estrella sufre tal retraso mental que en lugar de aplicar su magia y liberar las cápsulas que contienen los deseos, hace una ridícula serie de tareas innecesarias para colaborar con Asha y que la película se extienda. 

Pero, de un momento otro, el benévolo patriarcado opresor que por décadas dio un lugar pacífico y próspero para vivir a los migrantes se convierte en el villano vanidoso y simplón que ahora usa magia negra para oprimir a la nueva generación de ingenuas y activas feministas. 

La reina, que hasta entonces vivía a toda madre, se une con Asha para derrotar a Magnífico. Nada peor que la venganza de una mujer que descubre que su esposo es gay. Mientras todo sucede, la música alegre provoca una fea y tonta incongruencia. 

La cinta se traga la teoría del buen salvaje de Rousseau y el guión dicta que el pueblo bueno y noble tenga la oportunidad de cumplir sus deseos porque todos los deseos de todas las personas son buenos. Es decir, en Rosas no cabe la posibilidad de que llegué la familia del Macuspano a querer enriquecerse con los contratos para simular que el ejército construye un tren, una refinería, dos aeropuertos y una farmaciototota. Tampoco cabe la posibilidad de que Sabino inspire a los camisas negras del Duque. 

En resumen, la película es una tontería tras otra, sin pies ni cabeza que cuela referencia tras referencia, pero te pone a pensar que sus realizadores son tan ingenuos que creen que sus vidas necesitan algo de emoción y que los fantasiosos deseos egoístas de la gente son más importantes que vivir en paz con prosperidad. Hasta la concursantes de Miss Universo saben que, aunque haya mucha gente podrida en el mundo, la paz mundial es lo más importante. (Ab.)

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