Snow White and the Seven Dwarfs - William Cottrell, David Hand & Wilfred Jackson (1937)


Blancanieves y los siete enanitos
es un clásico en Disney Plus. Se puso de moda porque hay nueva versión con Gal Gadot y Rachel Zegler. Hacer otra versión es una provocación de esas de la agenda anti criterio. La morenas Rachel interpreta a Snow White. La elección de esta actriz debe haber sido la gota que derramó el vaso y por eso despidieron a la señora del departamento de inclusión de Disney. La elección de Rachel viola la esencia del personaje original cuya piel era tan blanca como la nieve. Además, afirmar que Rachel es más guapa que Gal, cuestión indispensable para la historia, es inverosímil o evidente discriminación por edad. Para colmo de males, dicen que los enanos no son enanos, así que la nueva cinta se llama Snow White pero no es Blanca Nieves, sólo aprovecha el nombre para provocar morbo. Dejando atrás los chismes, la cinta que todos conocen, o dicen conocer, trata sobre una princesa que debe esconderse de su madrastra, una reina vanidosa que ordenó a un hombre matarla. 
No sé porque mi memoria se quedó sólo con la canción de los enanos y la manzana roja. Esas escenas duran muy poco, un minuto o dos. La carne de la historia está en que Blanca sabe que la quieren matar y corriendo por el bosque encuentra una cabaña muy mugrosa. Es una princesa, pero sabe que no debe entrar a casas ajenas y mucho menos invadirlas. Ella sabe que la ley es la ley y la respeta.
Sin embargo, necesita un sitio para pasar la noche, así que considera lógico y apropiado hacer la limpieza para pagar su alojamiento. Pero como ella es amiga de los animales, los pone a trabajar, no limpia sola. Blanca está bien pinche loca y estudió canto. Tiene una voz muy educada. Sus canciones son horribles y su estilo está pasado de moda pero su formación musical es impecable. Los pájaros le hacen segunda y dan el visto bueno a sus ruidos y gorjeos. 
Blanca se cansa de limpiar y cantar, busca una cama y se queda dormida. Los enanos regresan de la mina y la descubren. Tras mucho sustos, se presentan y arman una fiesta en toda regla. Pobres enanos, jamás los visita una mujer y llega la más guapa a su casa. No pueden evitar embriagarse de hormonas y entrar en celo. Pero esta versión no es la XXX, así que la fiesta termina sin borrachos, ni sobredosis, ni inyecciones de adrenalina en el corazón. Blanca duerme en la planta alta y los enanos se quedan en la planta baja. 
Mientras tanto, la Reina está tranquila porque fue engañada. El asesino le entregó un corazón de marrano como prueba de haber cumplido la orden. Pero el espejo sufre de honestidad valiente. Repite que Blanca es la más cachonda del país y da santo y seña de dónde se hospeda. El espejo sabe que: Mientras su silencio sea complice, nada cambiaráLa reina prepara una poción que pone en la manzana y al día siguiente, cuando los enanos salen a chambear, convertida en una viejita irreconocible visita a Blanca. Nieves es muy ingenua, no reconoce a su madrastra ni la trampa y muerde la fruta, mientras los animales corren por los enanos. Ya no cuento más para no arruinar el desenlace.
La cinta es pura diversión. La gracia está en la forma en que se limpia la casa y se hace la fiesta. El príncipe es lo de menos. La película dejaba muchos asuntos sin resolver. Confiaba en que los espectadores no habían visto Kill Bill (2003) y no podían pensar en Beatrix Kiddo siendo violada mientras estaba en coma. Los enanos eran puros de corazón, construían una féretro de oro y cristal para la princesa y se alegraban de que Blanca despertará y los abandonara. Todo pasa en tres días. Era un cuento muy corto que se concentraba en lo divertido aunque en el fondo había una fabula sobre la vanidad y la envidia. Ojalá la nueva versión nunca aparezca. (Ab.)
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