Mrs. Harris Goes to Paris - Anthony Fabian (2022)
La mujer llega a la casa Dior, pero comprar un vestido de alta costura es una pesadilla semejante a que te programen una cirugía en el IMSS. Por principio de cuentas hay que revisar si te pueden recibir y eso no se arregla dejando una Sor Juana en vigencia de derechos, es cuestión de estatus. Pero, al igual que en todo, una buena actitud y una gran palanca son importantes.
No daré más pistas. Evidentemente, esto es un melodrama y en ellos, Dios ayuda a los puros de corazón. Los hace padecer pero no los ahoga. Su inocencia es su fuerza. Mrs. Harris logrará su objetivo pero no del modo en que Walt Disney lo hubiera resuelto.
La cinta se da gusto con los vestidos y las mujeres. Alba Baptista y Rose Williams son hermosas, pero aparecen poco. Los vestidos tienen un protagonismo muy relativo pero siempre están allí para llevarnos a otra época. El ser y la nada de Jean-Paul Sartre es el espíritu de esta cinta. La mujer tiene derecho a ejercer su libertad y lo hace en un capricho que brinda belleza a su mugrosa existencia. Su ética es hacer el bien y aunque al principio se pasa de buena, tiene la madera para barrer fuera de su entorno toda la basura. Ella es libre y decide su destino.
Nadie imagina París con montañas de basura en las calles. Tú no podrás adivinar el final, las expectativas son traicioneras. La protagonista no predica, hace. Esta cinta responde a su lógica y se apega a ella, para llevarnos de la mano hasta el final feliz y libre de la casa Dior y la señora Harris.
El vestido es un pretexto para que te asomes al pasado de la casa Dior, en la que la ropa era arte y artesanía, motivo de inspiración, femineidad absoluta, locura y grandilocuencia. No era una pinche caja de cartón rellena de bolsas de aire con una sudorosa tela sintética que compraste dando clicks en internet. Saludos a los fashionistas. (Ab.)
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