Megamind - Tom McGrath (2010)


MEGAMENTE
es un bombazo y está en Netflix. Por alguna extraña razón no vi esta joya cuando se estrenó en el cine. Es tan buena que anuncia en qué terminarán Los Avengers y la primera temporada de Loki (la serie). Sin un personaje dedicado a la maldad, los héroes resultan inútiles. Retomando la historia de origen de Superman está cinta arma un mito doble. La parodia se saca de la manga un falso gemelo azul, Megamente, que por ser inferior, vive resentido a la sombra del perfecto Metroman. Cualquier parecido entre el innombrable y el ganso es pura coincidencia. Megamente no quiere ser malo, se vuelve malo por reacción, por incapacidad por encontrar su misión, por ser alguien. Pero hasta el más disciplinado de los súperheroes debe encontrar aburrimiento e insatisfacción en vencer una y otra vez al mismo idiota. Metroman puede tenerlo todo y no tiene nada por demostrar, es superior a todos y sólo quiere dejarse de bobadas, así que se deja matar.

Megamente logra vencer a su enemigo y se encuentra ante la misma insatisfacción de no encontrar razones para ser feliz. Aquí la nota interesante de la cinta, nada en el exterior puede hacernos felices. Conseguirlo todo nos deja muy insatisfechos, aprendimos a necesitar el conflicto para ser felices.

Por otra parte, Roxanne, la reportera, la Luisa Lane de Metroman, se queda sin chamba. No hay batallas que reportar ni héroe. Su camarógrafo, Hal, está enamorado de ella y cuando recibe la oportunidad de convertirse en un ser superior, lo hace con la única intención de conquistarla. 

Reaparece el fracaso como motivo para la destrucción. Los perdedores destruyen. Megamente deseaba jugar, volver a los viejos tiempos, ser el villano. Su plan, como de costumbre, falla. Y necesita adoptar otra postura, una más heroica.

En el camino (ALERTA DE PROGRAMACIÓN) encuentra la satisfacción de tener una pareja. Se enamora de Roxanne. No cuento más. La cinta tiene mucho ritmo y dentro la predecible línea general está llena de pequeñas sorpresas. El sentido del humor es para toda la familia y la idea del patiño, el Robin de Batman, el minion, es tan alocada como genial.

En el fondo está la idea de que debes encontrar la felicidad en lo que haces y que tu nivel en la jerarquía social no es tan importante. Megamente es a fin de cuentas un niño que careció de la atención de sus padres y hace todo lo posible por ser aceptado y pertenecer a estos seres inferiores llamados humanos.

El humor para adultos radica en las referencias retro y en la relación interespecies que Megamente tiene con Roxanne. Si las mentes conectan, los cuerpos tendrán que conectar. Los poderes e inventos del protagonista podrán dar rienda suelta a sus deseos en lo oscurito. Metroman nunca podría darle eso. Por cierto, las rolas están muy bien puestas. (Ab.)

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