Mayor Grom: Chumnoy Doktor - Oleg Trofim (2021)


IGOR GROM CONTRA EL DOCTOR PESTE es grandiosa y está en Netflix. Debe ser horrible ser Marvel o DC y ver que los rusos hacen mejores películas de superhéroes. Me atrevo a decir que este filme es superior a lo hecho por las ya citadas compañías porque roba de todas ellas para entregarnos un héroe de carne y hueso con referencias a Sherlock Holmes y V for Vendetta (2005) en una historia lo suficientemente ambigua para  ponerte a pensar en quiénes son los buenos en la cinta y en la vida real y cuál es el mensaje. Me explico. La idea es que el Mayor Grom, el único policía honesto y eficaz de San Petersburgo, tiene que enfrentarse al Doctor Peste, un fulano disfrazado que mata a los ricos y poderosos. Son crímenes bien elegidos en contra de personas corruptas así que la gente considera un héroe al Doctor y lo imita. Sin embargo, para el Mayor, este vengador es un delincuente que actúa impunemente y debe ser aprendido. No hay cuestionamiento sobre si las víctimas merecían el castigo. Igor quiere hacer cumplir la ley.

Lo primero que resulta ambiguo es que el malo está haciendo justicia, suple a los jueces vendidos. Lo siguiente es que la gente se suma a imitar su comportamiento. Si todos consideran al Doctor un héroe, ¿Hay razón para perseguirlo? El Mayor no sólo tiene que detenerlo, también tiene que vencer al sistema. El mayor no es bueno con los procedimientos y los derechos humanos; sin embargo, quiere hacer su chamba y que se aplique la ley. La influencia del Batman de Nolan es notoria, pero Grom no es Wayne, el Mayor no tiene dinero, ni tecnología, ni mayordomo. Es pobre, vive al día y desconfía  de la policía.

Por otra parte, el Doctor está haciendo justicia y muestra a la sociedad lo fácil que es recobrar el poder. No exige nada a cambio, es un vengador, con inteligencia, dinero, tecnología, tiempo libre y un conocimiento profundo de su sociedad. Una especie de Bruce Wayne que odia a los ricos porque sabe sus secretos.

El Mayor será traicionado por la policía y ayudado por una YouTuber. Aquí los humanos trabajan activamente por su destino con una inteligencia promedio y tecnología cotidiana. Este detalle de realismo distingue a la cinta del todo el universo Marvel. La gente en la calle es parte de una revuelta y eso sirve para explicar mecanismos de manipulación. Mientras veía esta cinta cinta, podía imaginarla ocurriendo en México. 

Tras algunas vueltas de tuerca, el Mayor captura al Doctor. Pero Igor nunca cuestiona al sistema y eso cae mal. Su miopía es su fuerza. El estado de derecho vence sobre la justicia. Ese mensaje es difícil de tragar. Parece sugerir que el orden, por malo que sea, es mejor que la revolución. No sé si ese final fue el pensado por el guionista o si fue necesario para evitar la censura. Castigar uno por uno a las cabezas de la corrupción suena justo, pero que con ello se provoque una revuelta sin objetivos suena pésimo. 

Aunque el Mayor evoluciona emocionalmente para aprender a confíar en otros y descubrimos el pasado del Doctor. Lo más importante es que ambos buscan el bien de su sociedad pero por distintas vías. El conflicto no viene de objetivos distintos, sino del camino elegido. Ambos saben que su sociedad está podrida.

No hacen falta superpoderes, ni naves espaciales, ni viajes en el tiempo para armar una historia. El Mayor y el Doctor son hombres de carne y hueso que ponen todo su empeño en lograr sus metas. La historia es verosímil y está contada con gracia e ingenio. No vienen de una galaxia muy lejana, ni salieron del multiverso, ni los mordió un bicho radioactivo. El atractivo visual radica en la iluminación dorada y las bellas locaciones. Lo más humillante para Marvel y DC es que la secuela está plenamente justificada. Hasta el rock ruso me gustó. (Ab.)

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