La nuit a dévoré le monde - Dominique Rocher (2018)

La noche devoró el mundo es una cinta de zombies, que no da miedo, disponible en Amazon. Siento que la fórmula está agotándose y ya no presenta novedades. Los muertos vivientes han sido tratados de manera seria y de manera cómica y ahora se abordan casos concretos. Esta cinta es el seguimiento del  caso de un joven que queda atrapado en un edificio al que asistió para recoger unas cosas y la metáfora resulta casi invisible. Es decir, los humanos llegamos al mundo con inocencia y descubrimos que todos los otros humanos son peligrosos. Hacemos lo posible por mantenernos en pie, pero lo más fácil siempre es dejarse contaminar y ser uno más del montón. Ser diferentes es una tarea pesada. Por eso es más fácil aislarse y crear un reino propio, un espacio controlado, mas no se puede vivir allí para siempre. Es necesario salir y correr riesgos. La gracia de esta cinta radica en el sonido. El sobreviviente es baterista y necesita música en su día a día. La película es lenta, contemplativa. Hay belleza en su forma pero, si estás buscando una cinta de acción, no es buena opción.

La metáfora es tan obvia, tan burda, que resulta difícil de percibir. Quedarse en la superficie y verla sólo por lo que muestra puede ser decepcionante. Ver otro caso de supervivencia puede servir como ejercicio mental, pero no aguanta una hora y media. Yo la disfruté, pero mi acompañante  la odió después de 15 minutos. 

Esta cinta me obligó a darme cuenta de la imposibilidad material de que los zombies duren más de una semana sin deterioro físico. La idea de que permanezcan en reposo total no se sostiene ya que siempre son capaces de detectar ruidos. Por lo tanto, están utilizando energía constantemente y deberían obtenerla de alguna parte. (Ab.) 

Si te gustó esta reseña, compártela con un fan de los zombies.