El lugar sin límites - Arturo Ripstein (1978)

EL LUGAR SIN LÍMITES está en YouTube y es una de esas películas que ahuyentan a la gente del cine mexicano aunque la crítica la recomiende. A pesar de contar con famosos como: Fernando Soler, Lucha Villa (la peor lucha de todas), Ana Martin, Gonzalo Vega y Carmen Salinas, es una película desagradable. La historia comienza mostrando a un camionero que se siente galán pero que acosa a un viejo y feo travesti. Después se transforma en una denuncia de como un viejo político, a pesar de estar muy cerca de la muerte, hace lo posible por maltratar a su comunidad para poder vender sus terrenos; se entretiene con la historia de un desagradecido y termina mostrando a esos hombres que gustan de tener sexo con otros hombres sin aceptar su homosexualidad. Todo en un pueblo polvoriento en el que nadie suena rural. A esto se suman números musicales horribles y la muy desagradable y calva aparición de Roberto Cobo como la loca vieja, tonta, impulsiva  e infantil. 

No hay un personaje al cual agarrarse. No sabemos para que quiere el dinero Don Alejo (mientras más viejo más pendejo), la japonesa es tan tonta que no pide las escrituras de su casa; la japonesita cree que le van a poner energía eléctrica y se moja por Pancho el camionero; Octavio es un imbécil que cree que su cuñado es buena inversión a pesar de que lo conoce muy bien; Pancho necesita embriagarse para dejar salir su homosexualidad; y la Manuela, a pesar de estar allí desde el comienzo, no sabe si el prostíbulo es de su ex o de don Alejo. 

La cinta busca provocar y lo consigue. Da asco, tanto por el carácter de sus personajes como por el estilo tan sucio que utilizó el director en la fotografía. Los rines del camión rojo parecen pintados con brocha y el maquillaje de la Manuela parece sacado de juguetes Mi Alegría. No se entiende por qué se mueven en coche en un pueblo tan chico, ni para qué quieren quedarse las putas en un pueblo abandonado.

Entiendo que se trata de retratar la vida en el sitio más pobre, que al perro más flaco se le trepan todas las pulgas. Pero una cosa es ser pobre y otra cosa es ser estúpido. Los personajes carecen de fuerza; salvo Don Alejo, todos son víctimas. ¿Hay algo más desesperante que esta actitud? Ni siquiera cuestionó la verosimilitud, lo que no entiendo es la razón para ver esto. Quizá es una metáfora de los países latinoamericanos con dictador. Quizá José Donoso lo hizo como una crítica de su entorno. Quizá no es exclusivo de la 4T pensar que todas las mujeres son prostitutas y todos los hombres ladrones.

Hoy resulta desagradable. Me parece que se cuelga de esas maldiciones de pueblo. Como dice el prólogo, este pueblo es el infierno. Don Alejo es el diablo dueño del inframundo y nadie sale vivo de allí. Sus habitantes estarán jodidos por siempre. No por carecer de opciones, sólo por creer que carecen de opciones.

El peor caso de todos es la japonesita, una mujer tuvo todo para salir de allí. Dicen que era lista, que los profesores la querían, es guapa y joven; sin embargo, se queda de prostituta en el peor pueblo para ejercer el oficio, con miedo de un camionero que la desprecia y por el que siente deseo. Horrible. Una tortura. Lo único peor que caer mal es no provocar reacción. (Ab.)

Si te gustó esta reseña encabronada, compártela con un tibio.