Soul - Pete Docter & Kemp Powers (2020)

Todo el mundo sabe y reconoce la calidad de la animación hecha por Pixar. Su nivel técnico jamás estará en duda. Ellos son los líderes y este caso no es la excepción. Desde el diseño cubista de los seres superiores hasta las calles de Nueva York, todo es perfecto y alucinante. Sin embargo, la cinta no convence. SOUL es llegadora, golpea en lo más profundo del alma para sacarte las lágrimas y recurre a la superación personal, a los padres insatisfechos con la vida de sus hijos y a la reconciliación para obtenerlas. Pero decepciona. Aunque tiene todos los ingredientes necesarios y sabe utilizarlos el mecanismo se vuelve autocomplaciente. La historia muestra a Joe, un maestro de escuela apasionado por el jazz que está a punto de hacer su sueño realidad. Joe muere y se encuentra con 22, un alma rebelde que encuentra aburrida e sosa la idea de vivir en la Tierra. Juntos hacen una largo viaje en el que descubren todas las cosas buenas que no habían apreciado de la vida (el sol, el viento, la música y la comida básicamente), ambos aprenden mucho y después llega el final. Pero hay algunos detalles que se sienten baratos. Es decir, esta idea de que las almas son preparadas para venir a la Tierra y después morir, no tiene explicación. Y  Joe jamás pregunta: ¿Para qué jijos de la chingada tenemos que pasar por Tierra? 

Imagina que mueres y estás yendo hacia la luz, te niegas a morir y, al intentar regresar a tu cuerpo, caes en dónde se están formando las almas. Has tenido una oportunidad maravillosa de ver que las almas son armadas, preparadas y se lanzan a la Tierra para morir y después ir hacia la luz. Pero nunca se te ocurre preguntar para qué sirve todo ese proceso. ¿De veras? Ten en mente que él no estaba satisfecho con su desempeño en la vida y que le cuentan la historia del pez que quiere encontrar el océano. Para colmo, Joe es un maestro, lo suyo deben ser las preguntas. (Quizá por eso las escuelas están en decadencia.)

Yo no podría. Primero, si me muero y voy hacia la luz estaría demasiado feliz como para querer volver a mi cuerpo. Segunda, si caigo y puedo conversar con seres superiores pediría todo tipo de explicaciones. Tercera, si ya sé todo lo que sé, pediría el cargo de encaminador de almas. Nada de eso se le ocurre a al protagonista. Joe es un imbécil muy diferente del imbécil que yo soy.

Además hay un paralelismo entre 22 y Joe. 22 no quiere ir a la Tierra por la misma razón que Joe no quiere morir, ambos están muy a gusto donde están. Por lo tanto, si ambos crecen y aprenden y 22 viaja a la Tierra, Joe debería aceptar su muerte, pero no es así. Hay un final asqueroso que no voy  revelar.

Si pienso que esos seres superiores son tan estúpidos como los muestran en el filme, morir será una gran decepción. Sería como ir de Guatemala a Guatepeor. Claro que disfruté la música y que recordé todo tipo de cosas buenas, pero al terminar me sentí gravemente engañado. Creo que Pixar tuvo miedo de pisar los callos religiosos. Pixar fue tibio en este filme y por ser tibio estoy a punto de expulsarlo de mi boca. 

En mi opinión el mejor personaje es la niña Connie. Mientras escribía recordé una frase que leí en Twitter: el universo no tiene la obligación de tener sentido. Esa afirmación me parece tramposa. Puede ser que yo no tenga la capacidad para descubrir o entender cuál es el sentido del universo, pero, por lo poco que he podido observar, hay un orden y si hay orden, hay sentido. Es cierto que no está obligado a tenerlo, pero lo tiene. (Ab.)

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