Sala samobójców. Hejter - Jan Komasa (2020)
Hater está en Netflix y es magnífica. No sé porque la plataforma no invierte en publicidad para los trabajos de cineastas talentosos como Jan Komasa. Ayer mientras veía Corpus Christi (2019) estaba extasiado. El disco se trabó y no puede terminar el filme. A pesar de la frustración, busqué reseñas con la intención de conocer el final de la cinta. Así me enteré que el señor Komasa había hecho Hater y podía verla en Netflix. Eran casi las tres de la mañana así que me obligué a la prudencia y me fui a dormir. Prometo que buscaré Corpus Christi y la reseñaré cuando la vea íntegra. La hora y media que ví me bastó para quedar fascinado. Hater es una película distinta. Quizá el punto en común es que los protagonistas son hombres jóvenes que mienten para salir de entorno social. Hater, debo confesar, no me atrapó desde el primer momento. Si lees este blog sabes que tuve una educación cristiana hasta la preparatoria, de modo que hacerse pasar por un sacerdote católico me parece más interesante y sabroso que mentir en un CV para encontrar empleo. Sin embargo, ambas cintas son caras de la misma moneda. Corpus Christi es el rostro luminoso y Hater es la oscuridad.
Tomasz Giemza es un joven expulsado de la universidad por plagio. Tiene un pasado rural del que no siente orgullo y es un trepador sin escrúpulos. Gracias a su natural inclinación por el acoso consigue un trabajo en una granja de bots, o quizá una despacho de relaciones públicas, no conozco el término correcto. Allí trabajará para sabotear a una persona y su producto. Obtiene buenos resultados y lo ascienden para trabajar en política.
Mientras tanto intenta quedar bien con los Krasucki, una familia de alto estatus que lo conoció cuando niño. No queda claro si sólo le interesa la hija o si quiere el apoyo y afecto de los padres o si en el fondo desea quitarles todo. Tomasz es un personaje complejo que quizá tampoco está seguro de lo que quiere.
La familia Krasucki está ligada al candidato a alcalde de Varsovia por el partido liberal y Tomasz encuentra el lado flaco del candidato en el primer encuentro. Una sutil sonrisa basta para que se cree un nexo entre ellos. La misión del protagonista es destruir la campaña de Rudnicki y por ello se acerca a trabajar con él.
El arte de la guerra de Sun Tzu es la guía de Tomasz. El protagonista está dispuesto a todo para cumplir con su trabajo. El tipo no tiene límites. La líder de la granja de bots está encantada con su trabajo y Rudnicki también. A pesar de que al principio los Krasucki lo despreciaban, se convencen de que su invitado incómodo es más valioso de lo que pensaban.
No quiero contar más. Es necesario ver esta cinta y darse cuenta que nada en este mundo es original. La guerra política está fabricada con aduladores y enemigos falsos. Los humanos nos sentimos seguros en grupo y esa necesidad de pertenencia es explotada. Por otra parte, Polonia y México son universos paralelos. Ambos países son bastiones católicos y sufren de un complejo de inferioridad muy peculiar.
La cinta causa angustia, desagrado y un poco de tristeza. Tomasz se siente el líder de la manada porque conoce el arte de mover opiniones en redes sociales; sin embargo, es tan sólo un sirviente desechable. Su vida es una mentirá enorme. La ambición de los jóvenes siempre ha sido utilizada por los viejos. La vanidad es una debilidad imposible de notar. Leí alguna vez que si tomas una ventana y la cubres con plata se convierte en un espejo. Tomasz descubrirá tarde o temprano que es un peón en el tablero. Pero la cinta no llega tan lejos. Los errores de Tomasz son propios de su edad, de su baja autoestima y de su entorno. Un proverbio africano dice: El niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto, quemará la aldea para poder sentir su calor. (Ab.)
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Jejejeje, no me recordó al ganso, tal vez a algunos seguidores que se nota a la distancia, voltearían bandera por una pantalla de un par de pulgadas más. En fin, me quedo con la enriquecedora colección de proverbios y la reseña que siempre da curiosidad de ver el filme.
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