Las razones de mis amigos - Gerardo Herrero (2000)


Este filme español es de esos que puede desencantarte de la vida o rescatarte. La historia muestra todo lo que sucede cuando Carlos, un empresario, solicita un préstamo a sus amigos: Marta, una mujer de una familia acomodada que trabaja en relaciones internacionales; y Santiago, un profesor universitario que se cree de esa izquierda de los setenta. Aquí el estereotipo del hombre es bastante cavernícola porque los varones están interesados en tener hijos. Ese detalle de los personajes me pareció viejo o bobo, pero quizá a ti te parezca normal. Santiago tiene una novia que no se preocupa por el dinero y la bota para dar el braguetazo con una divorciada con hijo de una familia con dinero. El esposo de Marta la deja porque ella no quiere una casa ni niños. Y Carlos está muy preocupado por su empresa, sus empleados, su esposa y su hijo. Parece ser que pedir dinero prestado y recibirlo te obliga a perder amigos aquí y en todo el mundo.

Los amigos están incómodos por prestarlo pero también se sienten comprometidos por la amistad. Carlos no puede pagarlo a tiempo y se siente culpable de retener dinero que sus amigos podrían necesitar o utilizar en otra cosa. Cabe subrayar que el dinero se presta sin intereses y que quienes prestan utilizan el asunto como pretexto para sabotear sus relaciones personales.


Nadie dice todo lo que piensa para no perder a su pareja y cuando se animan a decirlo la bronca crece. Las relaciones de pareja dependen en buena parte de que haya un acuerdo económico satisfactorio para ambas partes, no importa sólo el tiempo que se dedique, los hijos, los intereses personales y la educación, don dinero es un cabrón poderoso que se mete en todas partes.

La película jode parejo a sus personajes, pero todos tienen un final casi feliz. Carlos se separa por una infidelidad, permanece soltero y se compra una moto nueva; Marta vuelve con su esposo y cede a tener hijos y jugar a la casita; y Santiago deja a su novia universitaria para casarse con la rubia divorciada y salir de pobre. Carlos paga el préstamo y se reúne con los amigos, pero el daño ya está hecho y no volverán a ser los mismos. 


Hay un detalle que me pareció irreal. Carlos consiente mucho a sus empleados. Nunca les hace saber de los sacrificios que hizo para mantenerlos con empleo y al final acepta reproches de un pobre idiota que creía que iba a durar cuarenta años en el mismo empleo. Si algo muestra este filme es que el dinero y la amistad no se mezclan. Por otra parte, me parece trillado que Marta ceda. Tener hijos y casa no resuelve nada, allí mismo está el ejemplo de Carlos. Quizá el filme no se atreve a joder a sus personajes, porque dos de los tres amigos terminan por jugar a la familia feliz, reciclada o nueva. En el caso de Santiago hay una razón económica detrás y ya se pinta el conflicto en una conversación. Pero el caso de Marta, no tiene pretexto.


El mensaje quizá sea que todo termina por pasar y el cambio es inevitable. Cumplimos con acomodarnos a lo que la vida nos lanza. Algunos fluyen y otros juegan con estrategia, pero nadie aprende en cabeza ajena. (Ab.)

Si te gustó esta reseña que no cree en la familia feliz, compártela con un entusiasta.



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