Mank - David Fincher (2020)


MANK está en Netflix y es una maldita delicia de cabo a rabo. No te tienes que saber absolutamente nada del clásico Citizen Kane (1941) para disfrutarla porque se explica a sí misma y te lanza a la historia con su blanco y negro. Si bien cuenta las broncas que tuvo la creación del guión del Ciudadano Kane, también te brinda todo el contexto necesario para entender la complejidad de aquellos tiempos que se parecen tanto a estos. La música y el ritmo de la cinta recuerda a las de aquellas películas pero sin sentirse pesada. Los diálogos son super ingeniosos y revelan algunos de los secretos del cine. Para muestra un botón: Este es un negocio en el que comprador no obtiene más que un recuerdo. Lo que compra todavía pertenece al vendedor. Esa es la verdadera magia de las películas. Pero la cinta no limita su materia a el cine. También trata del artista, de la libertad creativa, de la política, de la familia y las relaciones de pareja, de los sentimientos y de la amistad. Es tan genial que logra sintetizar la diferencia entre el socialismo y el comunismo entre compartir la riqueza o la pobreza, a la vez que exhibe todos los vicios del capitalismo salvaje.


Es uno de esos filmes que no quieres que terminen y que  verás de nuevo. Quizá es tan sólo la vida de un borracho con talento que se niega a ser domado. Quizá es la historia de un arrepentimiento o de un idealista buscando justicia. Quizá es sólo una paradoja largamente examinada de la relación de poder entre los medios y quienes crean el contenido.

Supongo que Mank entiende la ridiculez de cada uno de los personajes con quienes interactúa o de todos los seres humanos y siente en carne propia la insignificancia, así que utiliza eso para crear un humor ácido. Mank se bebe la vida, nada toma en serio y se burla de todos. A pesar de ello, se aferra a su ego y desea incluir su nombre como guionista a sabiendas del peligro que implica.


William Randolph Hearst explica la fábula del organillero y el mono. Esa historia es su punto de vista. Pero Mank no es un simio cualquiera, es un hombre con talento. Aunque requiera de la maquinaria de Hearst para que su trabajo vea la luz, el mono encuentra otro organillero. 


Hay escenas que parecen de relleno, pero están allí para mostrar el carácter del protagonista y la magia del cine. Las feministas no encontrarán aceptable el rol de la mujer en en esta cinta. Sin embargo, es necesario recordar la época y notar que cada mujer que aparece es un apoyo fuerte para el personaje principal. Ser la pobre esposa que se encarga de los hijos y soporta al marido no es el ideal de la mujer de hoy; pero, se entiende que hay un acuerdo y un afecto a toda prueba.


Hay una escena preciosa en la que Mayer, dueño de la Metro Goldwyn Mayer (MGM) pide a sus empleados que una reducción de sueldos para salir de la crisis. Me parece hermosa y relevante porque es un claro reflejo de cómo funciona en México esa herramienta. En otros sexenios, se solicitaba ajustarse el cinturón y aguantar el recorte. Ahora se pide donar el aguinaldo o parte de él. La solicitud siempre debe hacerse en tono grave y apelando a las más altas virtudes del ser humano. Todo es una farsa. Quienes sufren el recorte son los que menos tienen y quien lo solicita aprovecha ese dinero sin sacrificar nada.


Además para hacer el nudo en la soga se muestra la utilización de la publicidad política. Se aparenta realidad con actores para el grueso de ingenuos votantes. Se venden ideas, se engaña. Suena en mi cabeza la frase de tener domada la pandemia o de los corruptos del pasado. Trucos viejos es todo lo que la política mexicana conoce. Trucos que exhibe Mank y con eso basta para que sea pertinente y valiosa. (Ab.)

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