I racconti di Canterbury - Pier Paolo Pasolini (1972)
Los cuentos de Canterbury es la segunda entrega de la trilogía que completan El Decamerón y Las mil y una noches. Los cuentos populares muestran los vicios y el humor de las sociedades que los producen y sirven de advertencia para que los más jóvenes no se fíen de sus mayores. La obra de Geoffrey Chaucer es abreviada y adaptada de tal modo que se siente como una continuación de colores más fríos y tintes más religiosos que El Decamerón. De hecho, en varias ocasiones los personajes cantan en Latín una estrofa de la oración Veni, Sancte Spiritus.
Flecte quod est rigidum, Fove quod est frigidum,
Rege quod est devium.
Doblega lo que es rígido,calienta lo que es frío,dirige lo que está extraviado.
Este mensaje aparece en momentos en los que resulta ambiguo y parece más una burla que una plegaria.
Pasolini nuevamente muestra desnudos femeninos y masculinos con total naturalidad y trata a la sexualidad como algo inevitable y miserable. Los cuernos mezclados con la venganza son el tema recurrente.
Algunos actores que aparecieron en El Decamerón aparecen aquí nuevamente. El cuento sobre la Muerte, la historia de tres amigos que quieren encontrar al culpable de matar a otro de los amigos, me pareció la mejor historia. Aunque el cuento del diablo tiene algo especial.
La visión de Pasolini es tan cruda y real que resulta desalentadora. Todos son ladrones, todos son putas, todos son viejos o abusivos. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia. Así ha sido y así será. Es duro asomarse a la naturaleza humana. Este filme es un espejo que cuesta trabajo mirar. Quizá si nos aceptáramos tal y como somos, si renunciáramos a pensar que existe un mejor modo de ser, seríamos más libres y más felices. ¿Ustedes que piensan?
Al final, clara referencia a Dante y su divina comedia, un ángel nos hace una visita guiada por el infierno y allí podemos ver a los frailes ser expulsados del ano del Diablo. La visión de que los religiosos son la peor calaña de este mundo la comparto plenamente. Amén. (Ab.)
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