The Last Vermeer - Dan Friedkin (2019)

El último Vermeer está en Amazon y es una buena cinta sobre pintura y falsificaciones ligeramente basada en hechos reales. Joseph Piller, un judío enojado con la vida porque le cayó encima la Segunda Guerra Mundial, es ahora parte de las fuerzas aliadas en Holanda. y se encarga de perseguir a todos los que colaboraron con los nazis. Trae entre ojos a un pintor Han van Meegeren que se daba vida a todo lujo y que es el vendedor de varios cuadros atribuidos a Vermeer. Joseph piensa que Han se los robó a familias judías y por eso siente especial odio por el pintor. Lo captura e interroga pero el acusado sólo quiere seguir pintando y que busquen a sus contactos. Joseph obtiene una foto de una fiesta de van Meegeren en la que se ve conviviendo con altos mandos nazis y por casualidad, del brazo de un militar enemigo aparece la guapa esposa del judío. 

Joseph no supera que su esposa anduviera con nazis para salvar la vida, mientras él pasó las de Caín para mantenerse a salvo. La existencia de la foto es una puñalada. Además termina protegiendo a su prisionero de caer en manos de los policías del antiguo régimen holandés que han sido reinstalados y olfatean dinero en este asunto.

Joseph es medio babas, ni deja a su esposa, ni se acuesta con la secretaría, ni le quita dinero al pintor, ni lo deja escapar, ni sabe que está haciendo. Toda la trama tendrá que resolverse en un juicio en el que van Meegeren se gana a la audiencia y hace encabronar a los jueces.

Toda la historia sirve para hacer énfasis en que el 90% de la gente es crédula; los grandes maestros de la antigüedad no son inimitables, los famosos no son unos chingones, sólo tuvieron suerte y contactos. Es decir, también en el arte, todo es una trampa. Los ricos compran un cuadro por la firma, no por el cuadro, igual que el grueso de la población compra una camisa por la marca, no por la calidad. Pero regañar a la audiencia nunca construye un éxito de taquilla.

Para colmo, esa cultura del consumo, nos impide intentar. Es decir, es más fácil comprar una artesanía que fabricarla. Mea culpa. ¿Cuántas cosas podríamos hacer si nos diéramos la oportunidad de intentarlo? A veces ni cambiar el aceite del auto nos da la gana y algunos incluso miran con desdén a quién se gana la vida con ello. Todos los trabajos son dignos, la jerarquía que actualmente ocupan es absurda. (Ab.)

Si te gustó esta cinta, compártela con tu sastre o tu peluquero.