La caída - Lucía Puenzo (2022)
LA CAÍDA está en Amazon y tienes que verla. Basada en hechos reales cuenta la historia de abuso de dos niñas clavadistas. Desde que recuerdo he oído historias del abuso de los profesores de gimnasia con sus alumnas. Al parecer, cuando la disciplina deportiva exige constante contacto físico, enmascara y facilita la abusiva expresión del deseo de los entrenadores. Hay una patología del poder que lleva a las personas, hombres y mujeres, a dominar a otros, el sexo es la manifestación de esa necesidad y también una herramienta. En el filme, resulta muy evidente que alrededor de un caso de abuso (lo llamaría violación porque la voluntad de un menor de edad es relativa y su consentimiento nulo), hay intereses de todo tipo. Por una parte está el interés deportivo. Es decir, tanto aprendiz como maestro buscan competir a buen nivel y ganar. A ese objetivo se suman el factor económico y el reconocimiento social que implica el éxito. Pero también hay una necesidad social de pertenencia. Los padres y el entrenador hacen una alianza tácita que los convierte en comunidad.
Una alianza afectiva distinta se genera con las niñas y esa se transforma en un relación emocional que implica expectativas tan fantasiosas como concretas que permiten la manipulación. Las niñas ven en el entrenador a esa figura capaz de transformarlas, de darles un camino y construirles un futuro. Al tiempo saben que esa voluntad, puede abandonarlas en cualquier momento. Eso las hace dóciles y vulnerables.
La historia presenta una rivalidad natural entre la alumna experimentada y la novata. Por una parte, Mariel (Karla Souza) tiene una última oportunidad de conseguir una medalla en los Juegos Olímpicos de Atenas. En contraste, Nadia (Dèja Ebergenyi) apenas comienza, siente gran necesidad de crecer y destacar.
Sin embargo, Irene, madre de Nadia, nota cambios en la conducta de su hija y denuncia al entrenador Braulio (Hernán Mendoza). Eso pone a todo el equipo en riesgo, aceptar que existe abuso implica poner al descubierto muchos grados de complicidad. La misma Mariel pasa de rechazar a Nadia a intentar convencer a Irene de que sus sospechas son infundadas.
Esta cinta es escalofriante porque cualquier mexicano que tenga más de 20 años podrá reconocer los gestos, las frases y los silencios del grupo mafioso protegiendo su futuro. Siento que la escenas de borrachera son demasiado largas, pero reflejan con precisión el nivel cultural y socioeconómico de los involucrados. Vista así la preparación, parece un milagro que alguna vez se hayan ganado medallas en esta disciplina. La cinta es cruda y violentamente real.
El trabajo de Karla Souza es increíble. No sólo el evidente trabajo físico; en ocasiones, con una mirada explica todo. El fanfarroneo, la prepotencia, la descalificación y la victimización son bien construidos por Hernán Mendoza. Aunque a ratos no pude evitar el asco, tampoco pude quitar los ojos de la pantalla. Un trabajo de denuncia que vale la pena ver. Estos abusos no son casos del pasado ni exclusivos de alguna disciplina. Sirva la cinta para animar la denuncia. (Ab.)
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