Nope - Jordan Peele (2022)


¡NOP! es la película del verano y juega con el tema de los OVNI's ahora rebautizados como UAP's (unidentified aerial phenomenon). Esta cinta puede ser vista como la lucha del hombre con la naturaleza, la búsqueda de la supervivencia transformada en la obtención de la fotografía que pruebe la existencia de un monstruo volador. Creo que nadie pensaría en Pie Grande como un ser extraterrestre por la simple razón de que no vuela, pero el monstruo de ¡NOP! luce como una nave espacial o quizá como una raya aérea. La idea de buscar una amenaza en el cielo que se esconde en las nubes resulta intimidante. Vista así la historia es muy simple. Un par de hermanos descubren la existencia del bicho y se obsesionan con tomarle LA foto. Quieren hacer esto porque son tataranietos del jockey negro que apareció en las famosas e históricas fotos del galope de un caballo tomadas por Eadweard Muybridge. Digamos que la familia ya experimentó la fama que brinda la fotografía de un descubrimiento y los hermanos quieren continuar la tradición para estar a la altura de su tatarabuelo. Vista así la cinta resulta demasiado larga y sólo el final es emocionante. Pero...

Por otra parte, la cinta es muy clara al sembrar y justificar cada cosa que aparece en pantalla. Muestra el peligro de tratar con animales como si fueran humanos y subraya la idea de la agresión que significa mirarlos a los ojos. Incluso menciona a  las tribus que se rehusan a ser fotografiados por pensar que la cámara les roba el alma y muestra que los animales tienen comportamientos territoriales. A pesar de los peligros, los humanos buscan hacer negocio/espectáculo con la atracción que provocan los animales. Nada atrae más que un domador de leones, un encantador de serpientes o un cazador de cocodrilos.

El ser humano teme a lo diferente pero el miedo puede ser expresado de distintas maneras. Parálisis, huida o pelea son las opciones. La cinta juega con eso desde el inicio, Ricky un niño actor se paraliza ante el ataque de un chimpancé, mientras otros intentan huir. Ya de adulto, el mismo Ricky pretende sumar al monstruo a su espectáculo. Esta idea también vive en la secuencia en que el caballo reacciona pateando. 

Resulta interesante la relación de los hermanos protagonistas. OJ se paraliza ante la muerte de su padre y se mantiene así frente al errático, alocado y molesto comportamiento de su hermana Emerald. Ella huyó de casa, era indomable y su padre renunció a controlarla. Ahora sigue siendo una odiosa fuerza de la naturaleza. OJ sólo le brinda espacio con la idea de que ella baje su energía y él pueda domesticarla. Los humanos somos animales, la biología no perdona.

La misma relación de control hay entre los hermanos y Ángel, el técnico que ayuda a la instalación de las cámaras. Y el ciclo se repite con Ricky, incluso con los hijos de Ricky y con el documentalista Antlers Holst. Con cada nuevo personaje hay un ajuste a la dinámica de poder. Todos caen en la esfera de los hermanos porque ellos son los dueños del territorio. La cinta es en esencia una pelea territorial que refleja la filosofía americana: Ellos deben controlar el mundo.

La biología impulsa al hombre a intentar domar a otros animales y a buscar el modo de destacar. Quizá por eso comenzó la carrera espacial mucho antes de que esté cercana la solución de problemas significativos. Es decir, parece más lógico conocer las profundidades del océano y de la tierra antes que salir al espacio. Parece más importante lograr la convivencia armónica de los humanos o conocer todo lo que vive en nuestra atmósfera, antes que buscar un planeta de repuesto. Pero somos animales irracionales que creemos saberlo todo y nuestra conducta no se rige por la lógica.

En esa licuadora se adiciona la elección entre lo analógico y lo digital, entre lo mecánico y lo eléctrico, entre la vieja escuela y las nuevas generaciones, entre los viejos valores y la fama  efímera. El tema está de moda, ya se vio en Top Gun: Maverick (2022). 

Por último, una patada en las costillas Hollywoodenses, triunfa la familia nuclear con arraigo a la Tierra. El tiro de gracia es la sospecha fundada de que los platillos voladores son animales que han logrado mantenerse fuera del conocimiento y el control humano. ¡BUM! Se quiebran escritorios en la NASA. No hay visitantes ni amenazas externas, simplemente el hombre no ha terminado de conocer su casa. Quizá todavía ni siquiera se conoce a sí mismo. Vista así, la cinta es enorme. (Ab.)

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