Romeo + Juliet - Baz Luhrmann (1996)

Tener un guión de William Shakespeare es salir 50 metros adelante en una carrera de 100 metros. Es decir, la historia ha sido probada a lo largo de siglos y siempre ha sido calificada muy por encima del promedio. ¿Cómo hacer otra vez esta obra sin que parezca lo mismo de siempre? La haces en una época indeterminada, fuera del tiempo, con elementos raros que crean ambientes oníricos y con actores extraordinarios envueltos en una música inadecuada, poética y salvaje. Mr. Luhrmann se dejó llevar por la imaginación y logró algo que puede ser descrito como estridente, decadente y barroco.  Un licuado de estética Kitsch y Camp. Fue una apuesta arriesgada que pudo fracasar estrepitosamente; pero, por extravagante, se sincroniza con el espíritu del momento. La sobreactuación de John Leguizamo (Teobaldo) da contrapeso a la calma que emana del rostro de Claire Danes (Julieta). La preocupación de Pete Postlethwaite (Fray Lorenzo) crea un triángulo perfecto con el desenfreno de Harold Perrineau (Mercucio) y la angustia de Leonardo DiCaprio (Romeo). Miriam Margolyes (la nodriza) es el alivio cómico. Dash Mihok (Benvolio) es el rostro de la cobardía. Paul Rudd (Paris) súper teto no tiene oportunidad con Julieta. Hay un falso misterio en esta cinta, Diane Venora, (Gloria Capuleto, madre de Julieta) es idéntica a Jessica Lange.

Sobresalen dos secuencias en que el amor parece real y que por coincidencia involucran agua: la del descubrimiento través de la pecera; y los besos en la piscina. Esos dos encuentros transmiten dulzura, ternura y deseo. Quizá la secuencia de cama está tan sólo un poco detrás. La química entre Romeo y Julieta es central y está tan naturalmente representada que conmueve. Las miradas, las sonrisas, pura beauty shot.

La música es simplemente genial. I'm Kissing You de Des'ree es una joya romántica. Young Hearts Run Free de Kim Mazelle es alegre y fantastica. Everybody's Free (To Feel Good) de Quindon Tarver es dulcísima. Sólo por mencionar algunas.

La edición alocada, el teatro en la playa, la fiesta, las casas rodantes en el desierto, la maldita mensajería chafa, el grafiti "LOVE" que roba el logo de Coca-Cola, los venenos, los detalles de las pistolas, el vestuario / disfraces, los horribles coches, las velas y las luces neón. Cada cosa bien puesta.  

Si vives en la hoy CDMX podrás ver un poquito del DF. Aparecen los viejos trolebuses y taxis, la Parroquia del Purísmo Corazón de María en Gabriel Mancera luce imponente. El castillo de Chapultepec está irreconocible. El puente de Emiliano Zapata sobre Tlalpan luce monumentalmente feo. 

Esta cinta puede verse una y otra vez para disfrutar de los diálogos y los besos. Cuando termina sientes que se detuvo el tiempo o que pasó demasiado rápido. Pocas cintas logran tanta magia y todo es sólo una invitación a reconocer el original. Una obra maestra surgida de otra. (Ab.)

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