Surge - Aneil Karia (2020)


DELIRIO está en Amazon y se parece mucho a UN DÍA DE FURIA (1993). Si aquella era 
con un Michael Douglas oficinista en Los Ángeles, ésta es con Ben Whishaw como guardia de seguridad en el aeropuerto de Londres. En aquella había armas de fuego, aquí sólo lápiz y papel. Obviamente la idea no es nueva, pero la puesta en escena es magnífica. Joseph (Mr. Whishaw) enloquece y te pone de nervios apenas comienza la cinta. Su día a día es una maldita pesadilla, su trabajo de atención al público es muy estresante y ni en casa las cosas son mejores, sus padres son odiosos. Cuando alguien pregunta ¿Por qué en Estados Unidos hay tantos tiroteos? La pregunta en realidad debería ser: ¿Por qué soportamos reglas estúpidas y maltrato todos los días? Puedes ponerte a acelerar tu motocicleta con el escape roto toda la noche sin que nadie te diga nada, pero si perfumas el filtro de seguridad con agua de rosas resulta inaceptable y será suficiente para perder el empleo. 

Ni me pongo a hablar de los nefastos bancos y sus horribles trámites. Pero es muy común pasar al 7 Eleven por una botella de agua y esperar media hora en la fila a que paguen unos cigarros con tarjeta de debito.  O que te formes para comprar un boleto del cine y el galán que llegó antes se ponga a preguntar de qué trata cada cinta. 

Entre el estupendo sonido, la cámara en mano  y los  gestos de Ben, te verás obligado a respirar profundo para no destruir tu sillón con un tenedor. Esa es la virtud de la cinta. Transmite al 100% lo que Joseph está viviendo. No se trata de un día malo, se trata de la serie interminable de días y días de abuso sin levantar la voz.

Quizá en un juicio, el protagonista podría alegar locura temporal o algo semejante, pero me parece una defensa endeble. Quizá Joseph no tienen control de sus emociones, pero sus actos revelan alto grado de consciencia.

Joseph necesita que su vida valga la pena. Se está ahogando y para él vale la pena instalar un televisor, morder una copa, colarse a una boda,  callar al padrino incómodo, robar una moto y sacar la rabia a golpes aunque le partan el rostro. Ir a la cárcel parece una decisión consciente de alguien que está harto de jugar con las cartas marcadas. 

Nadie te obliga a usar tarjeta y siempre es mejor traer efectivo, pero si eres empleado te obligan a abrir una cuenta de banco para recibir tu salario. Lo peor, hay jóvenes crédulos que se sienten orgullosos de no usar cash y desprecian a quiénes usan moneda. Las filas se habían terminado con el lector de barras y ahora han vuelto gracias al desprecio por el cash.

¿Quieres jugar a perder o quieres vivir? Siempre es necesario un juicio de valor. Todo lo que parece una oportunidad es un gancho de otra cosa. En ocasiones es posible ceder pero todos deberíamos tener límites. Hace falta un poco de autoestima para rechazar las medidas que violan la privacidad y la lógica; y mucha creatividad para encontrar opciones a la realidad urbana asfixiante. Un mal día lo tiene cualquiera, pero hay que escapar de él sin arruinarse. (Ab.)

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