Candyman - Nia DaCosta (2021)


Aunque puedes ver esta cinta sin ver las anteriores 
(1992, 1995 y 1999), considero que fue hecha como parte de la serie. Creo que para valorarla correctamente es necesario ver las 4 cintas en orden. Sin embargo, vi este filme sin jamás haber visto otro y pensando que no tenía conexión. Aunque disfruté la película hubo muchos detalles que me parecieron poco claros o confusos. Para mí, un Candyman es un dealer, el vendedor de drogas minorista de tu colonia. Sabía de la existencia de la película de 1992 y que no debías repetir su apodo frente al espejo porque se aparecería para matarte, pero en realidad llegué en blanco. Quizá lo más famoso era la canción (hay muchas versiones), y entendía la letra en relación con las drogas. Pero, la cinta nada tiene que ver. El filme muestra a una pareja, formada por Anthony, un pintor, y Briana, una galerista, que viven a todo lujo en un departamento enorme de dos plantas en Chicago. El artista no ha pintado recientemente y pronto debe entregar trabajo para una exposición. 

El hermano de la galerista está de visita para cenar y les cuenta una historia sobre un mito urbano. Lo que cuenta es una versión parcial y poco apegada a la cinta de 1992. Las variaciones del relato son propias del mito urbano y ese tema se recupera al final. Candyman es un chisme muy popular que se puso pesado. 

Ese relato basta para que el Anthony investigue y recuperé la inspiración. En teoría viaja a sus raíces, en realidad es un pretexto para explorar el racismo en su barrio, pero recupera las ganas de crear. Hace una pieza de un espejo y escribe su versión del mito urbano, retando a la gente a decir Candyman, 5 veces frente al espejo. La crítica de arte, una mujer blanca, que visita la exposición encuentra el asunto infantil y se lo comenta al creador. Anthony lo toma mal y se pone loco. Allí comienzan las muertes.

La cinta se complica con los saltos al pasado. Hay un pasado muy remoto en el que se explica el origen de Candyman. Pero también se viaja al pasado reciente, en los ochentas (creo), para mostrar cómo se mantuvo vivo el mito en el multifamiliar que fue remodelado para convertir el lugar en un barrio fifí. Gentrificación, le dicen. El asunto se pone de telenovela con romance interracial y bebé robado, pero son referencias a las cintas previas.

El filme es complicado no sólo por las locuras que rescata de  las otras cintas; también por el discurso evidente sobre la función social del arte y el artista; así como la denuncia sobre el racismo que se confunde con abierta provocación a la violencia.

Aunque da más asco que miedo, cumple con entretener. Yo me divertí y encontré cosas muy buenas pero estoy seguro de que me pareció enredada porque no he visto las anteriores. Me parece sobresaliente el trabajo hecho con los recortes de papel, inspirado en el teatro de sombras o sombras chinescas. Pero me parece que tuerce la puerca el rabo cuando Candyman se convierte en un vengador racista que mata sólo blancos. (Ab.)

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