The Gods Must Be Crazy - Jamie Uys (1980)

Los dioses deben estar locos es una película diferente a todo lo que se hace hoy. No hay una sola escena de pantalla verde. No tengo idea si usaron un león domesticado y un rinoceronte de plástico pero no parece. Antes de seguir debo confesar que marcó mi infancia e instaló en mí el mito del buen salvaje. La historia tiene dos hilos: por una parte un bosquimano del desierto del Kalahari (Namibia, Botswana y Sudáfrica) (finge) que nunca ha visto un botella de vidrio vacía, sospechosamente de Coca-Cola, y después de probar que se trata de un objeto maligno que roba la armonía de su aldea decide deshacerse de ella para siempre; por la otra, un inglés medio tarado que estudia la fauna quiere ligarse a la nueva maestra rural. Para que esas lineas se enreden un grupo rebelde escapa cruzando la zona. La película es mitad falso documental, mitad comedia de pastelazo. Pero tiene un montón de escenas que rayan la acrobacia y que hoy utilizarían dobles de acción.

Al inicio la idea es burlarse de los días con nombre, los horarios laborales, las escuelas que enseñan cosas inútiles, las ciudades, los autos, pero después simplemente se recarga en la vida simple y disfrutable que debería ser universal.

Para mí, la mejor escena es cuando el narrador describe cómo ve el bosquimano a la maestra. Sandra Prinsloo, la actriz que interpreta a la recién llegada, es una rubia con cuerpazo, pero eso no es lo que mira el protagonista aborigen.

El muy carismático jardinero transformado en actor N!xau, que interpreta al bosquimano Xi, hizo 5 películas y murió en 2003. Las películas lo llevaron a viajar por el mundo pero su vida diaria no cambió gran cosa. Si compras el DVD incluye un pequeño documental súper emotivo sobre un par de visitas a dicho actor en su aldea. 

Si algo debe enseñarnos esta cinta, previa al internet y los teléfonos celulares, es que de nada sirve la tecnología mientras no resolvamos la organización social. Tener más aparatos sólo aleja el conocimiento real e indispensable: vivir en paz usando los recursos naturales del planeta sin agotarlos. 

Uno de mis miedos es quedar atrapado en el bosque, el desierto o en una isla desierta y morir de hambre, frío o calor por no saber aprovechar los recursos del lugar. ¿Qué carajos aprendí en la escuela? Creo que eso  subraya, de manera muy divertida, esta cinta que fue un gran éxito. Los bosquimanos no necesitan civilización y no tienen lugar para el dinero. A pesar de todo hay gente que considera racista esta cinta. (Ab.)

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