Tár - Todd Field (2022)


TÁR es una cinta complicada. Para verla es necesario ir sin hambre, sin sueño y con ganas de ver un rompecabezas incompleto. La cinta trata sobre Lydia Tár, directora de la Filarmónica de Berlín, con un curriculum impresionante, lesbiana, de orígenes humildes, que se ganó con trabajo el lugar que hoy ocupa en el mundo del arte. Ninguno de los detalles antes dichos son irrelevantes. Todos son importantes porque pintan a un personaje que cree en el trabajo el talento y el mérito, no toma atajos y su vida es la música. Nació totalmente ajena a ese mundo de hombres, pero no ganó su lugar con base en cuotas de género, ni jugó sucio, su talento y trabajo son irreprochables. La música es parte de su esencia, ella no puede renunciar a la música y eso se confirma en toda la cinta, incluso en la última escena. 

Hay tres cuestiones que hacen difícil la cinta.

A) No viene digerida. No expone una versión objetiva de lo que sucede, hay retazos, pero no hay un narrador que explique cómo se juntan las piezas, es normal quedarse con dudas y llenar los huecos sacando conclusiones. Exige trabajo al espectador. 

B) Usa tres temas que se mezclan sutilmente: 1) identidad, ¿qué define a la persona? ¿el trabajo, el talento o nuestras preferencias sexuales?; 2) El poder es una área gris que no se encuentra regulada, ¿debe un director contratar a personas que le gustan, puede favorecer a aquellas que le parecen atractivas? ¿hay regulaciones al respecto?; 3) Lo sensato es separar al artista de su obra, pero la cultura de la cancelación dice lo contrario, ¿lo hace por razones válidas o se trata de una moda empujada por gente sin talento? Cambiar el mundo, corregir lo que está mal, es un deseo legítimo, pero se confunde corregir con destruir. 

C) La tercera complicación, quizá la más importante, radica en que presenta un choque de ideologías. 

Lydia ocupa el puesto más alto posible en su arte y está sujeta a envidias e intrigas. La cinta muestra que Lydia tiene todos los méritos para ocupar el cargo, pero su vida personal ha tenido detalles. Estuvo sujeta al escrutinio público por su preferencia sexual y porque una violinista de su filarmónica es su pareja formal. Pero salió adelante del ataque. Es infiel, su mujer lo sabe, pero no es un depredador. Ella juega con otros que también quieren jugar.

Lydia está enfocada en una grabación y a su alrededor todo se acomoda para una crisis que incluye celos de su pareja, el suicidio de una colaboradora con la que terminó de pleito y la queja de un alumno a través de un video editado. Para colmo llega una nueva chelista que le llena el ojo y ella decide despedir a un viejo colaborador. Digamos que se siente confiada y poderosa y no piensa bien las cosas antes de cumplirse ciertos caprichos. 

Pero como dije antes, la cinta es complicada. Hay alguien que tiene las llaves de su apartamento, acceso a todos sus correos electrónicos y ha participado en la vida privada de Lydia. Además Lydia no es complaciente con la agenda LGBT. En una entrevista dice que no tiene mérito especial por ser una mujer en un mundo de hombres, no fue la primera de la lista, y no acepta presentarse como parte de esa comunidad. Esa postura es la misma que utiliza cuando destruye los argumentos del alumno que se rehusa a tocar una composición de Bach escondiéndose tras el pretexto de que el compositor y genio tuvo una vida reprochable (que terminó en 1685).

Su idea es clara, a un músico, a un artista se le juzga por sus obras, la vida privada no debe mezclarse. Pero las nuevas generaciones tiene ideas diferentes, una gran parte de sus integrantes sin construir nada, sin méritos ni talento, se sienten con derecho a juzgar, descalificar y destruir cualquier obra con base en la vida privada de su creador. Lydia Tár es un personaje congruente que acepta la derrota impuesta por la ola de la tontería y sigue su camino sin dar explicaciones cuando se desata el linchamiento. Su caída es producto de que las autoridades aceptan con miedo y se suman a las exigencias de una manada incapaz de razonar. 


Las conductas de Lydia son reprochables o inadecuadas, pero no son ilícitas. Sin embargo, sin juicio ni defensa que valga, las acusaciones bastan para despojarla de su cargo. No es culpa de los acusadores, ni de las personas cómplices que seducidas por los privilegios juegan el juego que Lydia propone. La culpa es del grupo en el poder que se dobla ante la presión y resulta incapaz de analizar los hechos porque es más fácil ceder y protegerse. Claro, esto exige que Lydia se defienda y lo hace del peor modo posible. 

Los patos le tiran a las escopetas. En la cinta, no se inicia un juicio, no hay materia para ello, no hay una víctima ni ningún delito que perseguir. La cinta evidencia nuestra debilidad, somos irresponsables, cobardes, asustadizos y, subidos en la ola de la corrección política, incapaces de razonar y juzgar las cosas adecuadamente. Aunque todos sabemos que siempre tenemos poder de decidir, nos refugiamos en el rol de víctima para negar nuestra participación y responsabilidad. Lo que sucede en el arte, sucede en todos los campos. Tár sólo exhibe lo que ya sucede. 


Te invito a ver el video de Avelina Lesper sobre los curadores VIP (Video, instalación y performance). TÁR formó parte de la Muestra Internacional de Cine.

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