Victoria y Abdul - Stephen Frears (2017)


“Soy su sirviente. Y mientras viva, estaré a su lado. Cada día. Nada… Nada me detendrá.”
–Abdul Karim.

Victoria y Abdul
es una película protagonizada por Judi Dench y Ali Fazal, que cuenta la historia de la amistad entre la Reina Victoria y Abdul Karim, uno de los dos hombres que es convocado al azar desde la India para presentar una moneda ceremonial en honor al jubileo de oro de la reina. Después de que Abdul se atreve a verla a los ojos en dicho evento, Victoria lo encuentra interesante y poco a poco comienza a subirlo de cargo, situación que no agrada a nadie dentro del palacio. 
Cuando vi la película pensé que era una fantasía, pero resulta que está basada en hechos reales, lo que para mí le da una nueva perspectiva porque, más allá de entretener, da a conocer esta historia tan improbable y escandalosa para 1887, tiempo en que Inglaterra conquistaba la India y la monarquía era vista como un poder que no debía verse involucrado con nada más que otro semejante o cerca de ser semejante (no es que eso último haya cambiado mucho). Imaginen cómo fue visto que en ese entonces llegara Abdul, un hombre que representaba para Inglaterra todo lo opuesto a lo que se creía “correcto” o “respetable”. Era un sirviente, indio y musulman que rompió todos los protocolos sagrados sin importarle demasiado.

Abdul es un hombre listo y educado, pero para nada preparado para la vida real. Cuando le explican todos los protocolos que debe seguir, él está ocupado en admirar el techo decorado del castillo o en pensar que va a estar cara a cara con la reina, una mujer que él genuinamente admira y respeta. No quiere nada de ella, ni títulos ni poder ni dinero. Dudo mucho que buscara siquiera agradarle, es sólo que su admiración lo lleva a hacerse notar. Sus primeras interacciones me recuerdan más a las de alguien famoso y su fan, que las de una reina y su sirviente. Pero a pesar de ser tan listo, Abdul no piensa en cómo su presencia “afecta” la casa real ni hace algo por defenderse, y eso lo hace ver como un iluso soñador que sólo disfruta su tiempo con su ídolo. En general me agrada Abdul, pero que sea sólo el eterno sirviente llega a desesperarme un poco.
Por su lado, Victoria sabe que todos en su palacio la reverencian por protocolo o interés, quieren algo de ella, pero no Abdul. Esto es aire fresco. Por fin Victoria encuentra a un hombre que la trata como un ser humano y no la figura mística e inalcanzable en la que todos la han convertido. Victoria es malhumorada, egoísta y mezquina, pero también es capaz de ver más allá de los prejuicios de su época para encontrar en Abdul un sólido apoyo. Siente que puede llamarlo amigo, o al menos es lo más parecido a eso porque a pesar de agradarle nunca olvida sus posiciones, que ella es la Reina, quien manda en el palacio y de alguna forma también en Abdul. Cuando diga que se vaya se irá, y mientras diga que se quede, él estará ahí. ¿Así que es posible que su amistad realmente no lo fuera? La línea es muy difusa. 

Los dos personajes principales cargan el filme equilibrando sus personalidades. La reina implacable y el leal sirviente. Lo que resta importancia a los secundarios, pero da peso a la problemática. No se trata de una guerra, una revolución o algo por el estilo, el problema en Victoria y Abdul es la simple transgresión a una regla no escrita de que un sirviente indio y musulman no puede hacerse tan íntimo de la reina, al punto de dejarlo ver el contenido de las cajas reales llenas de documentos parlamentarios (pura discriminación). La tensión aumenta al mismo tiempo que la amistad se fortalece y los esfuerzos por separarlos se hacen más serios. Los opositores liderados por el hijo de la Reina, Bertie (Eddie Izzard), pasan de intentar espiar a Abdul por medio de su compatriota Mohammed (Adeel Akhtar), a planear declarar loca a Victoria con tal de quitarle el poder. Los ves enfrentar cada nuevo obstáculo lo mejor que pueden pero te preguntas si superarán el siguiente, si es que Abdul será enviado de regreso, o si Victoria podrá poner orden en su propio palacio. 

Abdul y Victoria es una historia simple con un ritmo tranquilo, diálogos inteligentes para crear tensión o comedia en los momentos adecuados, pero sobre todo, te recuerda la importancia de una amistad sincera. (Scarlet Oliva)
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