The Devil All the Time - Antonio Campos (2020)

“Disculpe. ¿Predicador? ¿Tiene tiempo para un pecador?”
–Arvin Russell.

El diablo a todas horas
, la traducción decente de The Devil All the Time, es una película de Netflix protagonizada por Tom Holland que cuenta la historia de Arvin Russell, un chico que tras perder a sus padres queda al cuidado de su abuela,  que intentará acercarlo a la religión que él asocia con algo malo. Una idea que se verá reforzada después de conocer al nuevo predicador Preston (Robert Pattinson), y que este lo obligue a cometer el peor pecado. 
A pesar de que Arvin es el principal, la película te muestra un conjunto de historias que se entrelazan al estilo de Pulp Fiction (1994). En total se involucran la vida de ocho personas. William Russell (Bill Skarsgård). Roy Laferty (Harry Melling). Helen Hatton (Mia Wasikowska). Lee Bodecker (Sebastian Stan). Sandy y su esposo Carl Henderson (Riley Keough y Jason Clarke). Lenora Laferty (Eliza Scanlel) y Arvin Russell. Si se marearon no se preocupen, el filme tiene una forma muy efectiva de meter y sacar personajes cuando lo necesita, además que te recuerda detalles importantes de los mismos, como sus puntos de conexión por si es que ya los olvidaste. Esto no significa que trate de tonto a su audiencia, es sólo que es consciente de la cantidad de personajes e información que lanza y quiere que todo quede claro. 

Con este afán de dar tiempo a procesar, su ritmo puede y ha sido criticado por ser muy lento, pero yo siento que va acorde al ambiente de campo en los años 60 's. Es tranquilo, natural y sobre todo te deja admirar alrededor. Los lugares son muy bonitos, dan ganas de detenerse a tomar foto de todo, desde la casa de Arvin y las carreteras, hasta el cementerio. Claro, si puedes obviar lo que pasa en dichos lugares, las fotos saldrán bien. 
Porque las tragedias parecen no tener fin. En algunos casos los personajes la sufren y en otros la provocan, pero no se puede avanzar sin una. Hay desapariciones, violaciones, abuso psicológico y físico, y por supuesto, asesinatos. Y todas las tragedias están ligadas de una u otra forma a la religión cristiana.

La religión tiene poder sobre nosotros y El diablo a todas horas lo deja claro. Todos sus personajes actúan de acuerdo a qué tan creyentes son o se vuelven a lo largo de la cinta. 
Roy Laferty es un predicador que está tan convencido de que su Dios lo protege, que no duda en abrir un frasco de arañas en su cara, acto suficiente para enamorar a Helen Hatton. 
Lee Bodecker es un policía corrupto en busca de más poder. No le interesa la gente ni la justicia, sólo su propio bienestar. Se podría decir que su religión es él mismo y la defenderá hasta sus últimas consecuencias. 
Lenora Laferty es una adolescente tan creyente que el reverendo no duda en pedirle el favor de hacer sentir bienvenido al nuevo, petición que Lenora tomará muy en serio ya que cree que Dios debe ser respetado y por extensión el reverendo igual, así que negarse a una petición es simplemente impensable. 
El matrimonio de los Henderson es lo más dejado de lado junto al reverendo Preston, pero a diferencia de este último, ellos son una conexión entre personajes importante y no sólo un motivante. Además, aceptémoslo, los asesinos seriales siempre son interesantes por sí solos.
De todos estos personajes nos importa una parte de su vida, pero se quedan en lo mínimo para ser relevantes porque la película no tiene tiempo para ellos y con algunos es frustrante. Me hubiera gusta que desarrollaran más a los Henderson y al reverendo, aunque eso significara media hora más de película. 


Y es que la película está empeñada en seguir con su formato de historia tras historia (bien hecho, por supuesto) que al personaje principal lo conocemos al mismo tiempo que su padre.
William Russell es un ex soldado que literalmente construye su propia iglesia frente a la cual educa a Arvin. William quiere creer en Dios e intenta enseñarle a Arvin lo mejor que puede. Le dice que Él todo lo sabe y todo lo puede, hasta que se trata de golpear a quienes los insultan, eso es algo que ellos mismos deben hacer. Que Arvin sea alguien tan violento viene directamente de aquí. Cuando pierde a sus padres entra en un estado perpetuo de defensa y, ya que toda su niñez le enseñaron que Dios es todopoderoso excepto al momento de defenderse, ya no hay espacio para Dios, sólo para sus propias manos. 
Pero es gracioso que a pesar de mostrarse como el menos creyente de la lista, las acciones de Arvin de cierta y accidental forma parecen ser guiadas por el mismo Dios; como si le hubiera dado la tarea de deshacerse de los pecadores y como recompensa al final lo recoge para dejarlo descansar. 

El diablo a todas horas es una película con un pequeño problema de tiempo, pero que pone sobre la mesa preguntas sobre la religión, el destino y qué tanto futuro tiene Tom Holland en el cine. (Personalmente creo que mucho). (Scarlet Oliva)

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