Tideland - Terry Gilliam (2005)

 Tideland es un filme que no me atrevo a clasificar. Es una versión alocada y libre de Alicia en el país de las maravillas y no sé si me encantó o la odié. La historia es la pesadilla que un adulto hace vivir a un personaje infantil. Jeliza-Rose es una niña con gran imaginación, hija de dos drogadictos, Noah y su esposa, Jeff Bridges en su personaje de The Big Lebowski (1998) y Jennifer Tilly. La sobredosis se encarga de matar a ambos y la niña se convierte en huérfana que se mantiene viva  en la casa abandonada de su abuela. Aunque está a punto de morir de hambre, encuentra refugio aparente en la compañía de sus vecinos: Dickens (un tipo con algún problema mental) y Dell (una tuerta que en algún momento fue novia de Noah). La cinta es un descenso al infierno, con algunos momentos divertidos. Lo más difícil de tragar es ver que la niña está muy cerca de ser víctima de abuso sexual, pero el director se apiada de su personaje.

La cinta sería redonda si tuviera un desenlace congruente con el infierno que construyó. Pero el final absurdo con el rayo de esperanza iluminando a la niña se siente sacado de la manga. Es como si Jeliza-Rose golpeara sus tacones y volviera a Kansas. 

No estoy seguro si la historia no convence o si resulta demasiado incómoda de ver. Este filme es la cara oscura del sueño americano. Las imágenes son alucinantes y las actuaciones son convincentes. La pintura Christina's World del estadounidense Andrew Wyeth es el punto de partida y la atmósfera opresiva y amenazante se reproduce y ramifica. 

La niña Jodelle Ferland es increíble y su colega Brendan Fletcher está al nivel. Gracias a ellos la cinta engancha y aunque por momentos es repelente, no pude dejar de verla. Hay tantas cosas buenas en este filme que el balance termina siendo positivo. Vas a sufrir pero te va a gustar. (Ab.)

Si te gustó está reseña contradictoria que se aferra a la cordura, compártela con un superviviente.