Basic Instinct - Paul Verhoeven (1992)


Bajos Instintos
cumple 30 años en mayo y se mantiene fresca. No se trata sólo de la belleza de Sharon Stone que marcó la mente de una generación, se trata de la trama interesante y las escenas de sexo atrevidas. Es decir, los asesinos seriales nunca pasan de moda, mucho menos si son mujeres sexys y muestran el cuerpo desnudo. La historia es simple. Catherine
 Tramell, una rubia californiana bisexual millonaria y rica que estudió psicología y literatura en Berkeley, es sospechosa de matar a su novio rockero retirado tal y cómo lo público en su libro: con un picahielos en la cama, atado. Nick, el pobre policía alcohólico que ha sido acusado de disparar contra turistas es asignado al caso del asesinato y se muere de ganas de probar las mieles de la rubia, pero intenta hacer su trabajo. Resulta que habrá muchos involucrados, en especial la psicóloga del departamento de policía y terapeuta del detective, la doctora Beth. Obviamente la investigación se complica y nada resulta ser lo que se suponía.

Aunque la escena que causó escándalo fue el descruce de piernas de Catherine y Sharon alegó que fue engañada para hacer la escena pues nunca pensó que su pelambre sería expuesto en la pantalla grande, la mejor escena no es esa. Podría ser el sexo de la primera escena o quizá el coito entre Nick (Michael Douglas) y Beth (la hermosa y sexy Jeanne Tripplehorn) o el baile de Sharon en el antro.

La escritora tiene un par de amigas, Roxy y Hazel, ambas han matado. Matar es el instinto al que se refiere la cinta, no al sexo. En esta cinta todos tienen ganas de matar aunque no ganen nada con ello. Ese es uno de los puntos más interesantes, matar es un juego de poder, no se hace por dinero.

Otro punto interesante es que mueren dos policías. O están muy mal entrenados o no saben con quién se meten. La cinta tiene un montón de detalles curiosos como los coches idénticos, uno blanco y otro negro, o la casa en el centro de San Francisco y la casa en la playa, o la tonelada de miradas que Sharon lanza a Michael. 

Esta cinta, como otras de Michael Douglas (Fatal Attraction 1987 y Disclosure 1994), se lanzaba la moraleja de: nunca perder la cabeza por un par de nalgas. Sin embargo, el mensaje que todos recibimos es que arriesgar la vida por tener sexo con una asesina valía la pena y hacía del sexo algo muy especial.

Esta cinta fue super transgresora en su momento y hasta ofendió a la comunidad LGBT, pero a nadie le importaba porque hace treinta años teníamos criterio y la comunidad del arcoíris eran 40 personas. Si te vas a ofender por una obra de ficción, debes asumir que el problema es tuyo. (Ab.)

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