Patch Adams - Tom Shadyac (1998)


Si estudias medicina este filme me parece indispensable. Patch Adams se sostiene gracias a Robin Williams. Quizá con otro actor la cinta no lograría ser tan emotiva. Ver en ella al Señor Williams y a Philip Seymour Hoffman, ambos muertos, me tuerce las tripas. Pero eso es aparte.  La historia es la de un excéntrico estudiante de medicina que reconoce, por simple sentido común, que los médicos no están interesados en los pacientes y los tratan con las patas. Él sabe que para curar 
no basta saber de medicina; es necesario conocer al enfermo, leer su alma y devolverle las ganas de vivir. Parte importante de la cinta es Robin Williams en un hospital, con bata de carnicero, haciéndose pasar por médico para hacer las preguntas que los profesionales no hacen. Otra cosa que sabe el personaje, es que los hospitales son feos, huelen raro, tienen una vibra pesada y todo el mundo se comporta mamonamente, con una autoridad que no corresponde a la labor de sanar. Por eso el intenta meter alegría y calidez en la ecuación. Quizá el truco de la nariz de payaso es demasiado bobo, pero yo no fui un niño en quimio, así que no sé si eso basta para dibujar una sonrisa. Supongo que la nariz no logra nada, necesita traer un a vibra diferente y mirar a los ojos.

Esta película, si bien muestra que hay mucha gente podrida que no disfruta su chamba y muchos estudiantes idiotas que no disfrutan de aprender, señala con dedo acusador dos cosas: a) los pinches necios que estudian una carrera que odian; y b) la mafia socialmente aceptada de las profesiones.

Para los primeros tengo un consejo: Estudien otra cosa. Si les cuesta trabajo es porque no tienen lo necesario, yo sé que no tengo lo necesario para pintar, ni para traducir. Las dos cosas he estudiado y podría hacerlas, pero las haría mal. Ambas cosas abandoné. Una porque mis garabatos no me parecían dignos, la otra porque jamás encontraba el vocablo ideal (aunque en  ocasiones no existe).


Respecto de la mafias socialmente aceptadas. Creo que hoy hemos llegado al punto más idiota de este tipo de cosas. Somos incapaces de reconocer que el conocimiento útil no requiere de una escuela. De hecho, las Universidades preparan deficientemente a su alumnos siempre. Apenas y logran darles los conocimientos teóricos indispensables para  ejercer. 

La película es rebelde porque muestra eso. Exhibe el sistema corrupto de la universidades, que llegan al grado de impedir que alguien se titule porque no se comporta conforme a sus criterios de conducta profesional. Quizá porque un sanador hace lucir ridículos a los recetadores de medicina. El sistema es tan absurdo que las escuelas que siguen dando cursos durante la pandemia sin conocer a sus estudiantes y sin que los alumnos vean a un enfermo. 

Por supuesto hay gente graduándose de alguna profesión, porque no estamos dispuestos a aceptar que el año de pandemia se perdió. Poderoso caballero, Don Dinero. Todo sea para que las escuelas sigan cobrando y los estudiantes pagadores obtengan un papel que no sirve para nada. La próxima vez que requiera a un abogado o un medico asegúrese de tener al menos tres opiniones antes de depositar su confianza en un doctorado. Lo que natura no da, Salamanca no presta. Por cierto, gran película, a pesar de caer en algunas torpezas y clichés. (Ab.)

Reseña dedicada a todos los estudiantes que padecieron un año de lecciones a distancia. 

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