American Animals - Bart Layton (2018)


Evan Peters (Peter/Quicksilver en X-Men) y Barry Keoghan (Martin en el Sacrificio del Ciervo Sagrado) son de los actores jóvenes más feos y talentosos de Hollywood y por lo mismo muy reconocibles. Me bastó verlos en pantalla dale una oportunidad a la película. En los primeros minutos, la cinta los muestra maquillándose como viejos y mezcla ilustraciones de animales. 15 minutos después estaba enganchado. La película se basa en una historia real y mezcla partes de entrevistas con las personas reales. Cuatro jóvenes deciden dar un golpe y las cosas siempre se complican. Más difícil por tratarse de gente que nunca antes ha cometido un robo. Aunque la cinta parece  tener la intención de demostrar lo genial de sus personajes, no puede hacerlo. Para evitar ser catalogada como apología del delito, tienes que ver que los nervios los traicionan, cometen errores bobos y son atrapados. 
Pero la película es una gozadera, sabe jugar con la anticipación y comienzas a imaginar el desenlace. 

Ya te conté todo y no sabes nada. Tienes que verla para poder disfrutar de cada paso. En el fondo de la cinta se cuela el desencanto de llevar una vida ordinaria. La motivación de estos estudiantes es una mezcla de aburrimiento y ausencia de satisfacciones.

Cuando eras niño quizá imaginaste con emoción ser un adulto que va a trabajar cada día y forma una familia, pero lo cierto es que ese feliz plan programado en tu cerebro a fuerza de repetición  difícilmente te hará sentir feliz contigo mismo.

Que se hace cuando sabes que el mundo ha diseñado un plan para ti en el que gente muerta decidió que tu futuro es estudiar, trabajar, comprar un coche, casarte, reproducirte y contratar una hipoteca. ¿Ya sientes curiosidad por conocer las opciones?¿Quizá los atajos?

Eso empuja a este cuarteto a hacer algo fuera del plan. El proyecto de vida aprobado se convierte en la coartada de esa otra vida que te hará sentir vivo y satisfecho. El riesgo siempre está allí, pero ellos creen que vale la pena intentarlo. Además no roban dinero, ellos roban arte. 

Ver a los verdaderos ladrones hablar en pantalla tiene algo de hipnótico. Saben que quedaron marcados y expresan arrepentimiento y dudas, pero el brillo en sus ojos dice algo más, sus palabras se sienten orgullosas. Te están diciendo que ellos lo intentaron y se llevaran la experiencia, lanzan un reto.(Ab.)

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