Minari - Lee Isaac Chung (2020)
MINARI es un filme bellísimo, disponible en Amazon, pero muy difícil de entender para mí. Muestra las labores cotidianas de una familia, parece que no pasa nada. Lo más relevante es que ganan dinero descubriendo el sexo de los pollos mientras el niño se orina en la cama. Por encima puede parecer que es demasiada historia, para que un niño odioso encuentre el amor por su abuela. Pero hay más y la espinita molesta. El mensaje es tan sutil que puede pasar desapercibido. Reconozco que no lo descubrí, me gustó pero tuve que pensar mucho en ella y ha pasado casi una semana para que me cayera el veinte. La historia es de unos coreanos que se mudan de California a Arkansas para que el padre persiga el sueño de una vida mejor siendo granjero. Es difícil conectar con la historia, no soy coreano, no soy granjero y no soy migrante. El padre, Jacob, es un hombre bienintencionado con un sueño claro. La granja permitirá que su familia sea autosuficiente y sus hijos tengan un mejor futuro. Sin embargo, la madre, Monica, siempre está en desacuerdo, siente que es su obligación seguir a su esposo, pero no confía en el plan.
La historia está vista a través de los ojos del niño David, que no entiende el drama y que la pasa haciendo lo que le da la gana. La abuela brinda el toque de humor porque es una cabrona muy cariñosa y sabia. La hija Anne está de relleno. Y el fanático religioso Paul distrae mucho. Su presencia obliga a pensar que la cinta está por cambiar de dirección en cualquier momento. Lo mismo sucede con las vistas a la Iglesia y con el amigo de David o los compañeros de autobús. Distraen y sugieren que la película se complicará, pero no sucede.
Mientras veía la cinta me sentía perdido. Esperaba que cada detalle creciera y nos revelara algo nuevo. No pasó. Terminó y quedé en blanco. Aunque me llevó mucho rato entender esta cinta, creo que el mensaje es que, en ocasiones, las tragedias son una bendición que obliga a enfocarnos en lo importante y dejar a un lado el egoísmo.
Para ser más claro, el Minari del título es una hierba comestible que la abuela trae de Corea y plantan junto al arroyo, pero es un símbolo de la felicidad, la abuela dice que, si se planta en un buen sitio, crece para todos. Las pistas están allí, pero darles sentido es complicado. (Ab.)
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