Nomadland - Chloé Zhao (2020)


La cinta vale la pena. Trata sobre una viuda que comenzó a vivir en su camioneta después de que su esposo muriera. Además, el pueblo en que vivía desapareció al quebrar la minera que lo había fundado. No es una gran historia pero la fotografía tiene alma. Ver gente sin casa es cotidiano. Si paseas por Reforma o por el Centro los verás hurgando en los botes o durmiendo en cartones. Pasa después de la once de la noche por la División del Norte, cerca del Parque Hundido, y los verás durmiendo bajo el techo del estacionamiento del un negocio de azulejo y baños. Además, muchos migrantes pasan por México. Centroamérica, igual que México, está en guerra, por eso es común observar gente que viene de paso y pide dinero en la calle. Los reconoces por la ropa, por la voz y por el modo de construir oraciones. Así que no es raro ver gente sin casa de todas las edades, incluso bebés. Los gringos de esta cinta no lo perdieron todo, tienen un patrimonio y se mueven en camionetas que han adaptado para vivir y moverse en busca de trabajo. De modo, que su vida no resulta impactante si lo comparas con la realidad mexicana, con Human Flow (2017) o Lead Me Home (2021). 

Quizá lo que sorprendió a los gringos es que algunos de ellos hayan sido capaces de desconectarse del sueño americano. No hay hipoteca, no hay auto nuevo, no hay ropa de marca. Son personas que ya vivieron en esa burbuja y han decidido que el precio por vivir así es demasiado alto. 

Ese es el fondo del asunto. La protagonista Fern, interpretada por Francis McDormand, podría ocupar su vieja casa; podría vivir con su hermana o podría vivir con su amigo Dave. Pero no le interesa. Vivir bajo un techo significa perder libertad y ella no esta dispuesta a eso. 

Dentro de su concepción del país de los valientes y el american dream, para el gringo exitoso resulta doloroso e inaceptable que exista tanta gente que vive sin casa. Sorpresa, sorpresa! Hay gente que no piensa igual que ellos. Quizá muchos no eligieron vivir así, pero hay algunos acostumbrados y otros que disfrutan de ese estilo de vida. 

Aunque me negué a ver en cine esta ganadora del Oscar a mejor película y mejor director, sentía curiosidad por saber cuán deprimente era. Los prejuicios son muy malos pero siempre tienen algo de razón. Es evidente que esta cinta es inferior a El juicio de los siete de Chicago o Sound of Metal, pero tocaba un nervio sensible. 

Ni hablar de los méritos de la directora frente a obras como Druk de Thomas Vinterberg o de Parasite (2019) de Bong Joon Ho. Pero el ánimo entre la gente de Hollywood siempre será de corrección política y tocar un tema como éste mereció su atención. Para mí es una película disfrutable y relajante. Si te agarra con sueño, te vas dormir. (Ab.)

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