Fa yeung nin wah - Kar-Wai Wong (2000)


IN THE MOOD FOR LOVE (DESEANDO AMAR) es una gran película cuya reseña es misión casi imposible. La he visto dos veces y sigo dándole vueltas en la cabeza. En el exterior, en la superficie, la historia es aparentemente simple; pero hay detalles que muestran lo que las palabras omiten. Presenta a un hombre y una mujer, el señor Chow y la señora Chan. Son buenas personas, viven a una puerta de distancia y están siendo engañados. Sus cónyuges tienen un affair. El esposo de ella tiene relaciones sexuales con la esposa de él. Se hacen amigos para aliviar la soledad, pero no harán lo que sus parejas hicieron. Así que intentan descubrir el modo en que se gestó la infidelidad. Mientras lo hacen, pasan tiempo juntos y comienzan a tener sentimientos amorosos que no se atreven a expresar abiertamente. 

En lo profundo, la cinta se centra en los sentimientos y las sensaciones. Es un rítmico ritual que envuelve algo sagrado. Los actos se repiten como un mantra. Las miradas, los roces, los pasos, el humo, las caricias, los movimientos y las conversaciones contienen los deseos. Hay dolor y placer, hay una falsa calma llena de tensión, hay complicidad. Todo sucede en espacios pequeños que dan la impresión de un laberinto repleto de guardias. Incluso la noche y la lluvia son pesadas y oprimen. Bajo la espesa atmósfera todo es sensualidad. El vestuario es perfecto, los peinados impecables, los actores bellos, la música dulce, la decoración cálida, la luz tenue y las palabras susurros.

Todo es perfecto y acogedor, parece imposible que esta pareja no termine amándose. Es decir, se aman pero evitan el sexo. No son libres, no pueden simplemente tener una aventura, no sabrían qué hacer después de eso. Los jueces más severos son ellos mismos. Están demasiado conscientes del pasado y de lo que los unió. 

Hay un dilema ético. Parece que el mundo es demasiado vulgar, bastaría una chispa para que el fuego lo consumiera como si fuera de plástico. Además, en su trabajo, ella sirve de tapadera para que su patrón tenga contentas a su mujer y su amante. No puede huir del tema. 

La señora Chan no puede escapar al extranjero con el señor Chow porque no se permite ser vulgar. La cinta transmite con plenitud lo que sus personajes sienten. Mientras la miras, recuerdas que tú también has recorrido el camino de la duda y la incertidumbre. Quizá tú tampoco pudiste poner orden en tus pensamientos. El cerebro se inunda de emociones y el cuerpo se paraliza. 

Chow no sabe cómo construir una relación, tiene miedo y el miedo es mal consejero. No quiere forzar a la señora Chan a dar el siguiente paso. Al igual que en un beso, él recorre la mitad del camino en espera de que ella haga lo mismo. Pero ella necesita que él corra el riesgo, necesita que él cruce el puente y lo queme al llegar a otro lado.

Quizá el amor perfecto es así. Inconcluso, secreto, insatisfecho, sin desilusiones, sin ofensas, sin sexo. El amor perfecto es un ideal desprovisto de carne, la sola perspectiva de lo que podría ser. Pura potencia. El amor material es necesariamente imperfecto, porque todo lo que es real tiene fallas. La pureza es sólo una idea, jamás un acto. Nada que diga podrá sustituir la experiencia de ver esta película. Todo el texto es tan sólo un intento por provocarlos. Por sembrar curiosidad en sus corazones. (Ab.)

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