Misión imposible: Sentencia Final es una cinta que quería que me gustara y me decepcionó. Tom Cruise es un ícono de Hollywood, sus cintas llenan la TV y muchas veces llegan en el momento justo para hacernos pasar un buen rato. Pero esta franquicia cierra con cierta torpeza. Tom luce cansado pero hace el intento por recopilar las piezas de las cintas anteriores para que todo se integre en una sola historia y además hace auto homenaje, no sólo a la franquicia también a todos los actores que participaron en ella (falla al dejar fuera a Rebecca Ferguson). La cinta se siente pesada, solemne, repetitiva y parece que Tom quisiera dar un gran abrazo a todos, se pone cursi y sentimental. La cinta repite hasta el cansancio: Blink of an eye. Parece que a Tom se le fue el tiempo en un parpadeo. A pesar de todos sus defectos, el mensaje es claro y directo. Like it or not, we are masters of our fate. Nothing is written. Nada está escrito, somos amos de nuestro destino. La esperanza de un futuro mejor depende del bien que llevamos dentro y de nuestra voluntad de hacerlo realidad. La medida del bien que llevamos dentro es el bien que hacemos a otros, estamos juntos en el mismo barco. Un buen futuro se construye con amabilidad, confianza y mutuo entendimiento. Este mensaje aparece al final pero hay otro igual de relevante en los primeros cinco minutos. Nos advierte sobre el peligro de pasar demasiado tiempo en Internet porque su objetivo es que ninguno pueda distinguir la verdad de la mentira. La cinta no es tan grande como sus mensajes, pero ellos la justifican y la elevan. Así que por congruencia aquí le corto recomendándoles que no usen la Inteligencia Artificial y que no se dejan engañar por la agenda de los medios y las redes sociales. Larga vida al cine. (Ab.) Si te gustó esta breve reseña, compártela.
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