The AristoCats - Wolfgang Reitherman (1970)
El sirviente piensa que deshacerse de un gato es cosa fácil, así que les prepara un postre especial y por la noche los mete en un costal y los lleva lejos. Cuando los gatos despiertan están en una zona rural. Pero Dios los hace y ellos se juntan. Un gato arrabalero, O'Malley, se acerca y se liga a Duquesa. Pronto descubre que el paquete viene con extras, pero que el gato padre no forma parte de la ecuación.
O'Malley piensa que puede ayudar a este cuarteto. Decide a acompañarlos de vuelta a su casa en París. En el camino se encuentran con un par de gansos hembras que también van a París en busca de un familiar, un tío borracho, y andan juntos buena parte del camino.
O'Malley lleva a la familia a pasar la noche en una casa abandonada, pero acuden a un sitio dónde se juntan los gatos a tocar jazz. La música es cultura. La noche es una parranda magnífica. Mientras tanto, el mayordomo intenta borrar todo rastro de su intervención en la desaparición de los gatos y debe escapar de un par de perros con objetos que lo incriminan.
O'Malley da por finalizada la aventura, deja a la gata y sus gatitos en la puerta de la casa. Pero el mayordomo los vuelve a capturar. La rata maligna de la Dama y el Vagabundo se transforma en un ratón buena onda que pide ayuda a O'Malley y permite que el braguetazo de Golfo se repita con el felino de arrabal para que los cachorros puedan disfrutar de los beneficios de una figura paterna.
La música es lo que hace la diferencia. El número de los gatos y su sincronización son estupendos. Otro elemento relevante es la comicidad de las secuencias de acción, la interacción del mayordomo con los perros de campo es pura diversión. Cabe señalar que el mayordomo, aunque recibe castigo por sus acciones, no es verdaderamente malo. Nunca quiso matar a los gatos, sólo quería heredar. Pero la señora prefería a sus felinos de cuatro patas.
La telenovela de la niña rica con gusto por el pobre resulta más fácil de tragar en este caso porque hay tres bendiciones que inclinan la balanza. Sabemos que no serán felices por siempre y que O'Malley recorrerá los tejados de la zona, pero la fantasía vende. Parece que todos los dibujantes de Disney quieren casarse con una niña rica para salir de pobres. (Ab.)
Si te gustó esta reseña, compártela con tu vago favorito.
Comentarios
Publicar un comentario