Petite maman - Céline Sciamma (2021)
La misma directora de Retrato de una mujer en llamas (2019), tiene en Amazon esta cinta dulce y conmovedora. No es la primera en que el tiempo es cíclico o redondo, tampoco es la única con un viaje temporal pero este cruce de líneas no tiene que ver con alta tecnología ni teoría de cuerdas ni la teoría de la relatividad, ni misterios ni ritos. No hay efectos especiales y el viaje se genera con la imaginación. Ya tan solo la presencia de la niñas protagonistas, las actrices Gabrielle y Joséphine Sanz, es mágica. Son tan lindas, tan niñas, tan emotivas, tan naturales, tan lejanas a la tontería de TikTok o Instagram que resultan adorables. Además sus ropas son una genialidad que marca sutilmente la moda sin resultar estúpida ni obvia. El decorado de la cabaña congelada en el tiempo, otro acierto. Y dos o tres líneas que golpean muy fuerte en los puntos débiles.
¿De dónde viene lo que somos? ¿Qué heredamos de nuestros abuelos y padres? Hay cuando menos seis historias necesarias que se entrelazan con la nuestra y que contribuyen para bien o para mal a nuestra formación. ¿Qué tanto podríamos aprender si nuestros familiares pudieran recordar con claridad su pasado y explicarnos su perspectiva? ¿Qué aprenderían ellos de confrontarla con la nuestra?
En algún momento una de las niñas pide permiso a su padre para ir a dormir a casa de su amiga. Él responde por impulso: Será en otra ocasión. La niña defiende su punto: No habrá otra ocasión. Y quizá es el punto de toda la cinta. Estamos aquí una sola vez. Nuestros vínculos existen una sola vez y después se transforman como el río que nunca lleva lo mismo y se transforma continuamente.
Hay en esta cinta y en esta directora un modo tan sutil, tan elegante, tan diferente, que te obliga a abrir el corazón y mirar adentro. Si no te remueve el alma, deberías visitar un psicólogo. Necesitas verla. (Ab.)
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