Clean - Paul Solet (2021)


Maestro Limpio es una tortilla de hueva rellena de torpes clichés servida sobre un espejo de existencialismo barato. Nada que ver con Bullet Head (2017) del mismo director. Si en tu mente viste a un viejo calvo con arracadas y una botella de limpiador en la mano, olvídalo. Adrien Brody es de esos perros flacos que no pueden engordar y ahora decidió disfrazarse del prototipo de macho alfa de la Condesa, está tatuado sin significado y cuida su barba con shampoo de mamey que le recomendaron en la barbería hipster. Me cae bien y sólo por él soporté hora y media de bostezo y desesperación, pero creo que verlo leer El principito en cámara fija hubiera sido más interesante. La ridícula historia cuenta que un matón se auto castiga trabajando como recolector de basura porque su hija murió y le dejó un sentimiento de culpa tan perro que ahora cuida de su vecina negra que lo quiere como sugar daddy. La adolescente tendrá la puntada de meterse a una fiesta de drogadictos y matones en una casa abandonada. Esa brillante decisión la pone a merced de los violadores que obviamente se sienten invitados a joder la vida de esta muchachita imprudente. Pero el violador novato que abusa de la protegida de Mr. Clean es hijo del jefe de la mafia local y tiene más ganas de matar a su padre que de sexo criminal.

Esto hará que el maestro Limpio tenga oportunidad de reventarlo con una llave de tuercas y por lo tanto el jefe de la mafia perseguirá a Brody, su tonta vecinita y su abuela. Entonces Adrien no tendrá más remedio que ponerse una máscara negra y en voz baja decir: Soy venganza. Esto último no sucede, pero estaría bueno que Adrien fuera Batman. 

Si vienen a decir que las niñas tiene derecho de juntarse con drogadictos y matones, vestirse como quieran e ir a fiestas en casas abandonadas y no deberían convertirse en víctimas debo decirles que tienen razón. Pero deberían saber que se ponen en peligro y mejor ir a otro lado más seguro. Es como si un adolescente de la Roma se pone sus mejores trapos, su mejor reloj, sus cadenas de oro, su esclava de plata, una fedora, llena su cartera con la quincena de su papá y se mete a jugar cartas a Tepito. Tiene derecho a hacerlo, pero es una pendejada. 

En fin, volviendo a la película. Es tan aburrida que tuve que verla en dos partes. La acción es tan poca y todo es tan tonto que Maestro Limpio decide regalar una bici a su vecina cuando ella no está en casa. Además la espera para cerciorarse de que suba al autobús escolar, cuando sería más cómodo llevarla en su coche. ¿Acaso teme que lo acusen de acoso? Quizá la escuela está a una hora distancia en auto y haces menos tiempo en bici. No sé. Para colmo, si tiene dinero ¿por qué tiene ese coche viejo, feo y descompuesto como de rapero pobre? 

En otra escena, un cabrón descuenta al héroe sin que pueda meter las manos y minutos después resulta que es invencible y famoso. Una cadena de convenientes coincidencias para que Brody intente relevar a Liam Neeson en esa interminable serie de películas que repiten el rol de serio vengador; pero falla. Netflix insiste en fracasar y debe estar infiltrado por un ejecutivo de Disney, sólo se sostiene gracias a Better Call Saul y Stranger Things. (Ab.)

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