The Rider - Chloé Zhao (2017)


No he visto Nomadland (2020), a pesar de que ganó 3 Oscar, me da flojera. Pero de la misma directora es la estupenda The Rider que tiene espíritu salvaje y está en Netflix. Pudieron haberla llamado el vaquero, el jinete, el jaripeo o el domador, pero por pura gracia divina le dejaron el título original. Si te gustan las de vaqueros, ésta es para ti. Además, no es un vaquero del pasado, es uno actual, de hoy de Dakota del Sur. Se trata de un chavo que compite en los rodeos, montando potros salvajes. Pero tiene su troca y su celular, gana buena lana y vive una vida bastante chida hasta que un caballo lo tira y le parte el craneo. El pobre hombre quiere volver al caballo, quiere seguir trabajando en lo que le gusta, quiere galopar al aire libre y ganar dinero. Su padre es medio borracho, no hay señales de la madre (creo que está muerta) y su hermana padece de autismo. Además su héroe, su inspiración, el vaquero que lo llevó por ese sendero, también sufrió un accidente y vive en un hospital. 

La cinta es pausada, con paisajes hermosos y buenas líneas pero lo que es una chingonería es la actuación de Brady Jandreau. Su ojos, su expresión, su postura, su actitud y su silencio son un conjunto conmovedor.

Un detalle curioso es que el padre y la hermana del personaje llevan el mismo apellido Jandreau por lo que supongo que en realidad son familia. Incluso encontré que este chavo efectivamente sufrió un accidente semejante al de su personaje.

Lo más cabrón de la película es que este vaquero se percata de que sigue con vida por su calidad de humano y lo mismo sucede con su amigo, pero ese beneficio no lo tiene ningún otro animal. Este mensaje me conmueve y me encanta por su ambigüedad, Brady sabe que lo lógico es morir y lo acepta.

Nunca he comprendido que los humanos seamos tan crueles con los otros. ¿Por qué obligamos a vivir a personas que no pueden valerse por sí mismas? Ya saldrá algún alocado a decir que Stephen Hawking o que el feto ingeniero o que sé yo. Pero  me parece crueldad en su máxima expresión.

La autocompasión es la peor enfermedad de nuestros días. Preferimos hacernos los santos que ejecutar el mandato de la naturaleza. Somos una sociedad hipócrita. Ahora hasta los pobres perros con dos patas, ciegos y sordos sufren de nuestra compasiva locura. Esta cinta nos mira a los ojos y nos desafía con la verdad. Prefieres vivir roto o morir conforme a la ley natural en el intento de alcanzar la plenitud de tu destino. Saca tus conclusiones. (Ab.)

Si te gustó esta reseña, compártela con ese vacunado que dice que no sale de su casa porque la ola de la Covid está muy cabrona.


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