Killers - Robert Luketic (2010)

Ámame o muérete está en Netflix. Esta cinta es de receta y debería ser un éxito comercial. En teoría está diseñada para las grandes audiencias y debería gustar a todos, pero tiene un retrogusto agridulce. Por una parte, sabes qué esperar y pasas un rato divertido porque todo es fantasía. Pero, la cinta es ese piquete de mosquito que te rascas continuamente evitando que cure. No es grave, pero es molesto. El filme insiste en que tu vida no es la del espía ni tienes el cuerpo, la empresa, la casa, el auto, las vacaciones en Francia, los suegros millonarios o la rubia. Tampoco sabes de armas y no estás entrenado en artes marciales. No has cumplido con la expectativa que la sociedad tiene de ti. Pero no te claves. La comedia romántica debe respetar todos los valores gringos de la vida en pareja en los suburbios y burlarse un poquito de ellos. Katherine Heigl luce muy guapa y simpática, igual que Ashton Kutcher, y Tom Selleck se burla de su personaje de Magnun. ¿Qué más quieres?

La receta es llevada a los límites y por supuesto la verosimilitud inicial se quiebra cada vez más conforme avanza la trama. Al parecer el filme apenas recuperó lo invertido. Supongo que el problema no es la película, el problema es que nadie quiere ir al cine y pagar por esto. Confiamos en que el Tío Netflix o el canal 5 la tendrán en su programación y no tenemos prisa. 

Quizá el único defecto de esta cinta es que Katheryn Winnick se roba el protagonismo en las dos escenas que le dieron. Es más guapa, más sexy y más joven que la protagonista y te quedas con ganas de verla. Y sí, ese es un comentario machista pero culpen a la cinta que insiste en mostrar las tetas de la Heigl. (Ab.)

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