Inside - Vasilis Katsoupis (2023)


INSIDE, en Prime Video, utiliza menos de diez actores, pero se sostiene durante más de hora y media de Willem Dafoe. Si no eres un clavado del arte seguramente te vas a aburrir, pero si eres aficionado a los museos, ubicas a Marina Abramovic y reconoces el hamparte cuando lo ves, la vas a pasar muy bien. La premisa es simple: un ladrón llamado Nemo entra al penthouse de un arquitecto famoso, ganador del premio Pritzker, que anda de viaje, para robar tres pinturas de Egon Schiele (entre ellas, un autorretrato de los casi cien que realizó).

Pero el sistema de seguridad falla al ser intervenido y Nemo queda atrapado en la vivienda. Las ventanas no abren manualmente o quizá no abren. El departamento es casi hermético. No hay gas para cocinar, ni agua para beber, sólo hay electricidad. El refrigerador está casi vacío. El ladrón, debe pasar días encerrado casi sin alimento intentando escapar. Y cuando no está ocupado intentando salir de su prisión, se agota encontrando modos para sobrevivir. Sus descansos los ocupa en ver a Jasmine, la chica de la limpieza, por los monitores de seguridad. La cinta es una metáfora de la creación artística, allí están el aislamiento y la musa. La obra de Nemo son los dibujos en las paredes y la instalación que forma para ayudarse a escapar. 

La cinta comienza con la voz de Remo explicando que en la primaria le pusieron el ejercicio imaginario de salvar sólo tres cosas de su casa en llamas.EL eligió salvar a su gato (que después murió), su disco de AC/DC que prestó y nunca recuperó y su libreta de dibujo porque el arte es para conservarse.

Cada quién puede interpretar lo que quiera de esta cinta de pocas palabras, pero hay pistas para suponer que el arte no es una mercancía, a pesar de que se trate de esa manera. Que el valor del arte procede de su proceso de creación y que ese proceso frecuentemente (casi siempre) pasa por la destrucción. Basta pensar en los procesos para la obtención de los pigmentos o las telas.

Hay en el fondo una crítica a lo que se considera arte y a la gente que que lo posee por su valor económico y no por el placer que provoca. El arquitecto tiene una casa muerta, robotizada, como una museo, en el que los peces y las plantas son exhibidos como si fueran una pieza de arte. 

El propietario ausente es un esnob que no vive en ese departamento en el que el clima es ajeno a la realidad circundante y existe una enorme habitación en la que se reproduce un video que nadie ve.  

Su presencia en el sitio es una fotografía gigante, seguramente de un fotógrafo famoso, que incluye a su hija y al perro que tampoco están. Una joya para cinéfilos que me recordó mucho a  El Faro (2019), aunque no podría explicar la semejanza. (Ab.)

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