El autor - Manuel Martín Cuenca (2017)

El sueño de convertirse en escritor no es de todos pero sí de muchos. Somos legión los que soñamos con escribir y vivir de eso. Hay infinidad de escuelas de escritores y en todas dan pedazos de una receta secreta que nadie posee.  Escribe de lo que sabes. Baila, enamórate, vive. No hay buen escritor que no sea buen lector. No seas tu personaje. Los hechos deben ser verosímiles. Imita a los grandes. La realidad no tiene estructura dramática. Encuentra tu voz. y uno muy bonito con el que coincido plenamente: No uses nombres ingleses o suecos para tus personajes. En fin, muchos son los consejos que escuchará quién desea dominar el arte de escribir. Sin embargo, nadie ha encontrado el procedimiento preciso para generar un buen libro. Algunos afirman que es cuestión de las musas. De eso se trata El autor. Este filme será más divertido para quienes hayan asistido a algún taller de creación literaria.
La gracia del mismo radicá en que un profesor pierde la pose y se deja ir en un ataque de desesperación para humillar a un alumno, Álvaro, y decirle que ha perdido tres años sin avanzar. Sus palabras nos permiten deducir que no hay talento y que sobre todo no hay huevos ni nada qué decir. Sorprendentemente Álvaro se tiene fe y tomara medidas extremas para escribir algo interesante.
 
La realidad obliga al aspirante a escritor a deshacer su vida y reconstruirla. Así que en un afán de contar algo real, comienza a interactuar con su nuevo entorno. Algunos dirían joder, otros destruir. Después de hacer lo suyo, graba los diálogos que escucha para convertirlos en su novela. 

El actor Javier Gutierrez, en mi opinión, carece del carisma que necesita el personaje protagonista. Simplemente cae mal; es un chaparro, medio engreído que no provoca empatía. Creo que la película hubiera funcionado mejor si Álvaro hubiera sido encantador, alguien a quien no quisieras ver sufrir y con el cual fuera posible identificarse. No es así y no es culpa del actor. Por otra parte me encantó ver Tenoch Huerta y a Adriana Paz haciendo de inmigrantes mexicanos. Un aplauso merece  la gordita Adelfa Calvo que muestra gran carisma y hace al personaje más interesante de la película. 
La película tiene un tramo aburrido en el que no pasa gran cosa y hasta es posible deducir que el escritor perdió el rumbo o quiso regodearse. Pero pasado ese tramo, recupera fuerza. El final es bueno y el final final es mejor. La cinta entretiene, pero se queda corta. Te deja un sabor de boca agridulce. Si en estos horribles días navideños no encuentran nada mejor que hacer, búsquenla en Netflix. Aunque no me gusto, vale la pena. (Ab.)


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