Christine - John Carpenter (1983)


CHRISTINE  es un peliculón, ahora en Netflix, con base en un relato de Stephen King. Esta cinta rompió el molde. No sólo por los buenos efectos especiales que permitieron al bello
Plymouth Fury 1958 ser destruido y reparado en más de una ocasión, también por la originalidad de la trama. Esta cinta es anterior a La Mosca (1986) y ya mezclaba hombre y maquina, no era una especie de Frankenstein, era una simbiosis en que tanto el humano como el automóvil tenían cuerpo y alma, no se necesitaban pero hacían buen equipo. Pero la cinta es más que la relación entre un coche y su dueño. Puedes pensar que Christine es poseída por el demonio del año de su construcción, su manera de hablar es a través del rock and roll de esa época pero también se manifiesta su inteligencia con actos. Christine tiene voluntad y no siente aprecio por los humanos que la construyeron. Antes de salir de la fábrica, ya tenía dos víctimas.

Christine puede ser una crítica del enamoramiento con los objetos. Arnie, el protagonista, prefiere a su auto sobre su mejor amigo Dennis y sobre su novia Leigh. El amor de Arnie se manifiesta en el tiempo que dedica al cuidado y reparaciones. Si Christine no está bien, Ernie no está bien.

También puede ser muestra de como influyen sobre nosotros ciertas personas, aunque obviamente en este caso no es una persona la cambia la mente y la conducta de Arnie. Dime con quién andas y te diré quién eres.

Pero también puede ser leído tal y como se muestra, como la representación de la independencia de un hombre joven. Es una muleta. Arnie no ha terminado de formar su personalidad y el coche le brinda un propósito y un motivo de orgullo. Estudiar mecánica no tiene mucho prestigio en el mundo y quizá es subestimada porque implica ensuciarse las manos, pero es una actividad útil que permite a las personas un ingreso económico y satisfacción.

Quizá lo que mas me gusta es esa idea en el inicio sobre que los desechos de un hombre son la riqueza de otros. Arnie es bombardeado por opiniones que consideran absurdo adquirir a Christine, pero el puede ver en que se convertirá y es fiel a ese instinto. 

Una cosa más que resulta relevante para nuestros días, es el diseño del auto. El Plymouth Fury emana personalidad. No es un Tesla, no tiene esa forma de huevo que hoy tienen todos los autos sin importar la marca. Antes era fácil distinguir un coche de otro, ahora es casi imposible. La decepción de los nuevos diseños es tan grande que la gente que todavía tiene gusto por ellos enloqueció con los ángulos rectos del Susuki Jimny. Christine es un clásico inolvidable. (Ab.)

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