No quiero ser polvo - Iván Löwenberg (2022)


NO QUIERO SER POLVO es cine de autor. Es una cinta para exorcizar los fantasmas del pasado. Aunque el título recuerda la sentencia "Polvo eres y en polvo te convertirás", la cinta no tiene puntos de vista religiosos. Es una inteligente y ruda comedia independiente que se estrena el 4 de enero de 2024 en algunas salas del país y tiene ocho virtudes (quizá más), que la convierten en una buena opción para volver al cine:

1) Es una idea original sazonada con humor cruel. Aunque la historia está basada en una anécdota real (asunto que resulta difícil de creer), el relato toma la ruta de la fantasía e incluye un peculiar y sutil sentido del humor.

2) La trama tiene por motor un eclipse galáctico que transformará al mundo, pero la perspectiva del evento es la de una madre. Bego, una señora mayor de 60 que acude a una escuela de meditación en Santa María La Ribera, recibe el aviso de que el 9 de septiembre a las 9 de la noche comenzará un periodo de oscuridad que marcará la transformación del mundo. Ella quiere avisar a todos sus seres queridos para que tomen precauciones pero nadie la toma en serio. Su hijo está más preocupado por hacer una maestría en Canadá y su esposo se la saca de encima dándole dinero y argumentando tener mucho trabajo. Bego se mueve con los pies en lo cotidiano y la mente en el futuro. No hay superhéroes, ni viajes en el tiempo, ni genios ni ermitaño que arriesga su vida para salvar el mundo. La historia tiene un punto de vista personal y humano ajeno a los trucos de moda. 

3) Hace crítica social respecto del abandono emocional de las madres. Bego suple la indiferencia de su esposo e hijo, dedicándose a la meditación y sus compañeros de clase. Con ellos satisface su necesidad de contacto y pertenencia. La escuela capitaliza la soledad vendiendo velas, incienso y guías de meditación en CD. Detrás de las buenas intenciones siempre hay afán de lucro

4) Su protagonista es esa alumna ejemplar. A pesar de que Bego es percibida como un cliente con poder económico, ella es capaz de aprender y obtener satisfacción en las actividades de la escuela, incluso cuando muestra su descontento. Este mensaje me parece importante porque quién quiere aprender encuentra un maestro. Encontrar lo bueno entre lo falso es una virtud. 


5) Sus locaciones se sienten reales y todos los decorados son reflejo del personaje. No son los muebles de moda sacados de un catálogo de IKEA, el decorado es reflejo de la sociedad y del momento. Incluso la música es discreta. No se apoya en canciones famosas.

6) Aunque Bego no descubre el fenómeno astronómico, su protagonista intenta treparse y prevenir a los demás. Es una extraña versión del mito griego de Casandra que recibe el don de la profecía y la maldición de que nadie crea sus predicciones. Quizá sea reflejo de que con toda la información disponible, somos incapaces de reconocer la verdad y de elegir los elementos correctos para sacar conclusiones.

7) Son caras nuevas. No encontrarás en ella a Martha Higareda, ni a los Bichir, ni a los Derbez, ni a Omar Chaparro, ni a Damián Alcázar, ni al Teniente Harina. Eso, en mi opinión sería más que suficiente para ganar tu buena fe. No demerito el trabajo de esos actores, pero su nombre ya está asociado a cierto tipo de producciones. 

8) No cae en el torpe discurso de inclusión. No hay cuota LGBT, ni racial. Tampoco se monta al discurso feminista. Sí participa un personaje con cierta discapacidad pero no es tema ni roba cámara. La cinta es inclusiva al mostrar lo fácil que resulta ser rechazado. Basta que digas algo poco ortodoxo para que familiares y amigos te den la espalda. No hace falta hablar de política, religión o futbol para convertirse en paria.  


NO QUIERO SER POLVO es una buena historia contada de manera directa, como te la contaría tu abuela, no es un discurso, ni propaganda. Disfruté que Bego visitará a sus muertos en el cementerio porque es una de esas costumbres que se están perdiendo. Cuando niño visitaba la tumba de mi abuelo cada quince días y extraño la serenidad de limpiar la lápida y los floreros, el aroma del agua sobre la piedra caliente y el silencio del lugar. La visita al zoológico no me entusiasma tanto, pero estas actividades ayudan a construir la personalidad de su protagonista. 

Por último, me parece importante ver esta cinta para mantener vivas las voces que no se suman al coro. En Guerra Mundial Z (2013) se habla sobre la conformación de un consejo. Se explica que si los diez miembros del consejo están de acuerdo en la toma de una decisión, en automático, se elige a uno para fundamentar y defender una visión opuesta. Esto es necesario para mantener la objetividad. NO QUIERO SER POLVO  puede ser esa voz a contracorriente que le hace falta al cine mexicano. Y puede hacer combo con Dejar el mundo atrás (2023). No se la pierdan. (Ab.)

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