Les innocentes - Anne Fontaine (2016)

Ya puedes ver en Netflix, la película Cordero de Dios. El título es una perversión que difícilmente se relaciona con la intención del original y que no corresponde a la trama. No entiendo por qué piensan que los latinos merecemos títulos adecuados a una escasa inteligencia. El filme es duro y cruel y tiene por objeto mostrar el esplendor de la imbecilidad que significa la religión. La fotografía y la ambientación son muy buenas, la trama correctamente armada. La historia es contada a través de los ojos de una estudiante de medicina comunista que trabaja para la Cruz Roja francesa. 

Ella es buscada por una monja que busca ayuda para salvarle la vida a otra. En un convento de mujeres en Polonia, en 1945, hay una crisis de salud debido a que los soldados rusos violaron a las monjas contagiándoles sífilis embarazando a la mitad de ellas. 

Dado que las violaciones fueron en tres visitas consecutivas, los partos comienzan a acumularse. Las monjas se resisten a recibir ayuda médica del exterior por varias razones, entre ellas: la vergüenza de reconocer que fueron abusadas; la posible clausura del convento; y el voto de castidad que les prohíbe mostrar su cuerpo.

La casi doctora ayuda en el parto de una y después de vencer la resistencia continua ayudando a las otras. No voy a ocultar que la idea un montón de mujeres recluidas bajo un mismo techo con el ideal de adorar a un ser mitológico me repugna. Sin embargo, me parece admirable el trabajo que se toma el filme para examinar una fe. 

La estupidez permite que, a través de la infinita repetición de una narrativa fantástica, existan este tipo de instituciones dedicadas a la explotación humana; sin embargo, cada persona debe encontrar los límites de sus convicciones. Si la violencia y la crueldad no son estímulos suficientes para echar a andar el pensamiento, nada podrá. 

Las monjas reciben como premio a su absurda devoción, un castigo salvaje que en algunos casos pone en peligro su salud y su vida. Tal recompensa a su locura hace tambalear el hechizo de su fe. 

Cerca del final del filme, hay un momento espeluznante  en que una de las religiosas más viejas muestra con absoluta inocencia su imbecilidad haciendo una simple pregunta. La película está hecha para hacerte pensar e intenta hacerlo de manera objetiva, aunque tal tarea es imposible. 

Se trata de una muy buena película que no tiene por objeto hacerte sentir bien ni reconciliarte con la iglesia y sus demonios. Vale la pena. (Ab.)