The Princess and the Frog - Ron Clements & John Musker (2009)


LA PRINCESA Y EL SAPO es una magnífica experiencia sensorial disponible en Disney Plus. OÍDO. Si lees de vez en cuando este blog sabes que los musicales no son mis favoritos. Sin embargo, esta cinta incluye música para ambientar, decir y gozar. Es decir, la música, jazz y blues entre otras, tiene que ver con New Orleans y sus alrededores porque allí se desarrolla la historia, además acompaña la trama porque las letras empujan la acción o explican y por último se disfrutan porque se trata de piezas muy agradables. VISTA. La animación utiliza al menos dos estilos diferentes. Uno es el de la historia principal y otro más plano en la fantasía de la protagonista sobre su restaurante. Las dos son bidimensionales pero el trazo y el terminado son totalmente distintos. Además cuando aparece Facilier se introducen verde y rosa fluorescentes y las sombras cobran vida. OLFATO Y GUSTO. La comida forma parte importante de la trama. La protagonista, Tiana, sueña con establecer un restaurante y aunque no conozcas la comida de la zona, seguramente conoces la salsa Tabasco. Así que no tendrás problema para imaginar el aroma y sabor. Algo semejante sucede con el pan dulce que elabora Tiana, todos hemos probado pan. Además todos hemos cortado zanahorias y champiñones. Por último, me parece imposible no oler el pantano y resulta muy divertido que Tiana se ve obligada por su lengua (hambre) a intentar comer insectos. TACTO. Respecto del pantano es necesario imaginar el calor y la humedad del lugar, así como sus peligros. También se hace referencia a la mucosa de la piel de las ranas, pero resulta muy interesante ver al cocodrilo espinado llorar de dolor. Además como se trata de una película ambientada entre 1913 y 1926, puedes imaginar el peso y textura de las telas de los vestidos y sombreros.

La historia es la de una joven, Tiana, que sueña con poner un restaurante. Para lograr su objetivo tendrá que aprender a distinguir entre lo que quiere y lo que necesita a  través de una aventura que la convierte en rana y la lleva por el pantano haciendo nuevos amigos y descubriendo un mundo oscuro que se mueve al margen de la civilización.

La película funciona porque juega con la fantasía, la magia vudú, los deseos y el mundo real de manera coherente. Una escena que pasa muy veloz es la del cocodrilo trompetista siendo invitado a tocas con los humanos. Uno de los músicos disfrazados elogia el disfraz del lagarto y lo pellizca. 


Es decir, al humano no le extraña ver a un lagarto en el barco porque va disfrazado, pero se convence de estar viendo un disfraz, pero no puede evitar tocarlo, porque luce real. Por último el cocodrilo comienza a tocar, nadie duda de que es un músico.

La película incluso funciona para Halloween. Hay espíritus, un brujo, una maga buena y un par de mensajes positivos. Hay maldad, envidia y superficialidad en el mundo, pero también hay gente trabajadora, amigos y fiesta. Claro que es más fácil montar un negocio si te casas con un junior de familia millonaria y te aprovechas del talento de un trompetista como no hay dos. (Ab.)

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