Cidade de Deus - Fernando Meirelles & Kátia Lund (2002)

CIUDAD DE DIOS es el nombre del filme y del barrio en Brasil en que inicia la historia de esta cinta. Aunque el eje es la vida de un niño apodado Cohete que se convertirá en fotógrafo, en el relato se entrelaza el desarrollo del lugar, con las vidas de Ze Pequeño, Bené, Zanahoria, Dadito, el Mujeriego, Angélica y los Enanos. Es un barrio sin servicios a las afueras de Rio de Janeiro. Los protagonistas son tres generaciones de gente que al buscar cómo ganarse la vida se convierten en delincuentes. Cada generación es peor que la anterior. Comienza con el Trío Tierno y termina con los Enanos. A todos los empuja la sensación de ganar, de estar vivos. La cinta comienza con una metáfora: un pollo que será cocinado logra soltarse y huye, pero no escapa. Esa es la idea: puedes correr pero no escapar. El destino está marcado. Puedes ser un niño o un hombre adulto, no importa, si vives en el barrio mueres allí mismo.

La cinta brinda ejemplos de gente que se aleja del crimen y de cualquier modo terminan involucrados. Aquí la organización criminal no es como en el padrino. Es la versión samba, la desorganización organizada, la ley del más fuerte. Son niños jugando a la guerra. Matar por diversión, porque se puede. La policía está ausente o comprada, los padres están en otro lado, en otros asuntos.

El orden es el orden del jefe. El dice que sí y que no. La justicia se administra a balazos. El ritmo es incesante todo el tiempo están sucediendo cosas, todo el tiempo se trenzan destinos, la vida es un flash. No hay otra cosa que el aquí y ahora. No hay tiempo para dudas. 

La gente de Ciudad de Dios migra a las favelas de Río, los robos se convierten en narcotráfico, las armas cortas se cambian por armas largas. La pobreza se llena de dinero, pero los hábitos no se rompen. Para hacer dinero hay que vivir allí, en el desmadre, entre las sombras.

Cuando Ze Pequeño decide que el mundo lo conozca, firma su sentencia de muerte. La fama le dura tres días. Cuando Bené decide dejar el negocio, pierde la vida. No puedes escapar. Eres un ave de corral y tu destino está escrito. Por tu propia mano, pero ya está decidido.

Historias de criminales hay muchas, pero lo que brilla es lo bien tejido de las historias, su naturalidad. La cinta tiene un toque de documental. A ratos parece inexplicable que existan otras lugares y otras formas de vida. Esa es la fuerza del barrio es un remolino que arrastra todo. Un círculo vicioso con un gran poder de atracción. Sólo una casualidad te permite escapar usando el impulso de ese horror cotidiano. Es necesario siempre ver hacia afuera. (Ab.)

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