Det sjunde inseglet - Ingmar Bergman (1957)


 El séptimo sello es un filme clásico que resulta relevante hoy gracias a la Covid-19. La gente recuerda sólo el juego de ajedrez entre el protagonista y La Muerte, pero el contexto de la partida es la peste negra. La película es una naturaleza muerta, una danza de la muerte, una vanitas. Vanitas vanitatum et omnia vanitas. Una especie de Carpe Diem a la cristiana. El filme muestra a Antonius Block, un hombre rubio que ha vuelto de las cruzadas tras diez años y se encuentra con la muerte.  La aparición, encarnada en un hombre, le concede tiempo extra en tanto juegan sobre el tablero. Antonius utiliza ese tiempo para cuestionar su propia existencia y apreciar la belleza de cada momento. Su escudero Jöns, a pesar de su lealtad, considera que fueron engañados y perdieron su juventud.  Por otra parte, aparece el juglar Joseph (actor), y su esposa Mary, ellos son los puros de corazón, ellos la parte gozosa de la vida, los despreocupados que a pesar del miedo viven libres. Hay más personajes pero, salvo el pintor, todos son pecadores que sirven de mal ejemplo.


Al inicio de la cinta el juglar tiene una visión de la virgen enseñando a andar a un niño. Esa visión es importante porque será él quien descubra el juego del cruzado con la muerte y huya (sin burro de por medio) con su esposa e hijo. Los nombres transparentan esta referencia cristiana. 


El cruzado y su escudero pasan por una Iglesia y allí dentro Albertus Pictor dibuja "La danza de la muerte". La muerte no tiene por finalidad espantar, su objeto es recordar que todos vamos a morir y debemos disfrutar del modo correcto. La cadena de la danza que se pinta en los muros se representa al final de la cinta con los personajes.


No voy a contar cada detalle, la película está llena de ellos y algunos son muy divertidos, por ejemplo: el drama del cornudo. El asunto es que la enfermedad mortal no es pretexto para dejar de vivir. La vida se hace y se goza del mejor modo posible a pesar de las circunstancias. Aunque al final, el protagonista se engaña creyendo que puede salvar a alguien. El mensaje es claro, LA MUERTE VISITA A TODOS. No tiene sentido esconderse. La pregunta que hace el cruzado es si la muerte le revelará el sentido de la vida y ella responde que ignora todo.


La muerte hace su trabajo y no se preocupa de la voluntad de Dios. Quizá esa es la misma actitud que el hombre debe tomar. Vive, no temas a la muerte y aprovecha el poco tiempo que tienes mientras Dios juega. El padre de Bergman era sacerdote, pastor luterano. Para bien o para mal, el contexto religioso es parte de esta cinta y la convierte en un sermón. (Ab.)


Si te gustó esta reseña que juega, compártela antes de que se acabe tu tiempo. Aquí te dejo el mural de Pictor que inspiró la cinta.


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